Fundado en 1910
Cosas que pasanAlfonso Ussía

Perdón por la insistencia

Irene Montero, recelosa del sistema sanitario de Washington, decidió sobre la marcha viajar a Nueva York para tratar a su asesora con condena firme

Actualizada 01:45

Por insistir, quizá en demasía, en informar a los lectores de El Debate de los pormenores del imprescindible viaje de las cuatro pijas gorronas y sus respectivos servicios de seguridad y asesoramiento a Washington y Nueva York. He sabido que el salto de la capital de los Estados Unidos a la capital del mundo no estaba previsto en la abultada agenda. Sucedió que en la célebre heladería Spums&Guido de Washington, Isa Serra consumió más helados de la cuenta y desarrolló en su maquinaria intestinal un escenario de correntías preocupantes. La correntía no es otra cosa que una colitis impetuosa y persistente. Irene Montero, recelosa del sistema sanitario de Washington, decidió sobre la marcha viajar a Nueva York para tratar a su asesora con condena firme. Y culminadas las rápidas gestiones, en el Falcon, volaron a Nueva York, ciudad en la que sí hay hospitales capaces de diagnosticar lo que aparentemente era una colitis, pero podía tratarse de otro cuadro intestinal de mayor gravedad. Fue tratada en Nueva York por el conocido catedrático de aparato digestivo, Doctor Piero W. Jason, que dio con la tecla. «Que ingiera inmediatamente dos cápsulas de Fortasec». Y se le cortó la correntía.

Como no había agenda para Nueva York, las cuatro gorronas se dedicaron a hacerse fotos en la ciudad de los rascacielos, en Time Square, en la Quinta Avenida, en Central Park y en la Estatua de la Libertad. Me cuentan mis informadores – dos asesoras y tres escoltas–, que Irene Montero, con gesto de honda preocupación, se interesaba con machacona frecuencia por el estado de Isa. «¿Todo bien, Isa?»; «Sí, Irene, han menguado mucho los retortijones, tía, qué mal lo he pasado en Washington tía, si no es por ti me evaporo, y lo del doctor Jason es milagroso, tía. Tenemos que recomendar a la ministra de Sanidad lo del Fortasec, tía, qué maravilla, dos capsulitas, y como nueva». Y se fundieron las cuatro en un apretado abrazo, emocionadas, aunque la rubia más gorda, cansadísima por el ajetreo, sólo pensaba en volver al Waldorf Astoria, pedir un Martini, y descansar. La otra rubia, la flaca, que es un sol, no puso objeción alguna a la gordita, y en la «limusina» alquilada retornaron al hotel. Sin equivocarse con la «limusina». Hace años, una mujer, amada y amante de un multimillonario español contaba en Embassy a sus amigas lo generoso que era su amor mientras merendaban en el mítico local madrileño: «Lo de Alfonso es increíble –y no se refería a mí–. Cuando llegué a Nueva York, me esperaba en el aeropuerto Kennedy una «muselina» Cadillac con un chófer que hablaba español, porque como ya sabéis, con el inglés no me termino de arreglar».

En el hotel dejaron a Isa y a la Pim Pam Pum –juego de palabras muy ingenioso de Irene– y la ministra y la rubita flaca se dieron una vuelta para ver si coincidían con alguna tienda interesante. Irene quería llevar algún regalo a los niños. Ignoro si los encontró y compró o si los niños se quedaron sin regalo. No me gusta entrometerme en detalles que corresponden exclusivamente a otra familia. De lo que no hay duda, es que no les compró nada a los 24 guardias civiles y policías nacionales que Marlaska mantiene en los alrededores de su chalé para que ella pueda dormir a gusto. Y claro, ¿de qué se habló en el vuelo de vuelta de Nueva York a Torrejón? En el gran hallazgo de la medicina norteamericana y en la urgencia de incorporar el Fortasec al sistema público sanitario español.

«¿Sigues bien, Isa?», preguntó sobrevolando el océano. «Sí, Irene, tía, ni un retortijón ni un dolor ni un malestar. En el próximo Consejo de Ministros tienes que conseguir que en España se venda Fortasec en las farmacias y se aplique gratuitamente en la Sanidad Pública». «Para que luego digan que viajamos de gorra y para nada». «Gentuza fascista».

Hasta el momento, no he logrado averiguar más. Pero me gusta escribir que el viaje fue muy positivo para España. Creo que ya se vende en las farmacias Fortasec. Dicho y hecho.

comentarios

Más de Alfonso Ussía

  • El tanque

  • Agotamiento

  • San Mamés

  • Cuatro pijas transoceánicas

  • Ensaladilla rusa

  • tracking