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HorizonteRamón Pérez-Maura

Y la democracia triunfó

Lo que sí sé es que el Parlamento español es impotente frente a los desmanes de Sánchez mientras que los diputados y ministros conservadores británicos han finiquitado a su bufón. Que alguien me enumere cinco diputados o ministros socialistas españoles que podrían levantarse contra el presidente del Gobierno

Actualizada 02:51

El domingo pasado hablábamos en estas páginas de la inminente defenestración de Boris Johnson («La caída del bufón» El Debate 03-07-2022) y la profecía se ha cumplido con presteza. Boris Johnson pudo despedirse ayer culpando a la «manada» de su caída. Tal vez, pero quién sabe si no fue también una «manada» la que le llevó al poder de forma irreflexiva. Para los que fuimos educados en la cultura británica y en la admiración de su democracia, los últimos años habían sido una enorme decepción. Grandes amigos míos como Tristan Garel-Jones o Hugh Thomas murieron muy dolidos por la deriva antieuropea que había tomado el Reino Unido. Una deriva contra todo lo que ellos habían defendido a lo largo de sus vidas. Yo solamente he conversado con Boris Johnson una vez y fue gracias a Tristan. Ambos estaban en sectores opuestos de su partido. Pero se respetaban rigurosamente, entre otras cosas porque los dos eran miembros fieles del Partido Conservador y creían que había que promover sus ideas desde dentro de la formación por la que han pasado desde Benjamin Disraeli hasta Margaret Thatcher, incluyendo a Winston Churchill, entre muchos otros.

Para mí, lo más importante de lo sucedido en el Reino Unido en las últimas horas es que se ha demostrado que cuando la democracia no funciona adecuadamente, los británicos tienen un sistema que puede cambiar el rumbo dentro del partido sin necesidad de crear ninguna inestabilidad. Johnson consiguió la mayor mayoría absoluta del Reino Unido desde la que logró Thatcher en 1987. Y eso debía garantizarle una legislatura sin problemas. Y él solo, con sus propios errores, consiguió provocar su caída. El único papel que ha jugado aquí el Partido Laborista ha sido ir asentando una ventaja en las encuestas electorales. Aunque, como bien dijo Johnson en su discurso de despedida a las puertas del 10 de Downing Street, eso tampoco tiene nada de particular a mitad de mandato, cuando se han tomado medidas que pueden ser impopulares hasta que den resultados. Pero en su caso era distinto. La amoralidad del primer ministro era ya inaceptable para la mayoría.

Mi desencanto con el sistema que siempre admiré se basaba en que la falta de principios de Boris Johnson era conocida por todos cuando le dieron la mayoría absoluta en 2019. Su amoralidad en materia de faldas era reída y celebrada, sus mentiras como periodista le habían costado el despido de The Times, pero se convirtió en uno de los columnistas mejor pagados de la prensa británica desde las páginas del diario conservador de referencia, The Daily Telegraph. Y fue director de The Spectator, la gran revista conservadora fundada en 1828 (y de la que confieso seguir siendo suscriptor). Y cuando en los últimos días se supo que había encubierto a un ministro del que había múltiples evidencias de que era un acosador sexual de colegas de su mismo sexo, era evidente que aquello no tenía continuidad posible.

Mi admiración recuperada por el sistema parlamentario británico se funda en que Johnson ha caído por pecados políticos que no son nada comparados con los que tiene Pedro Sánchez. Por no hacer una larga comparativa, el presidente del Gobierno español ha sido condenado dos veces por el Tribunal Constitucional por la imposición de la reclusión a todos los españoles. Y aquí no ha pasado absolutamente nada. ¿Es más grave lo de Sánchez que afectaba a todos los españoles o cómo miraba Johnson hacia otro lado en un caso de abusos sexuales en el que él no tiene ninguna condena ni imputación? O incluso en los errores políticos que ha cometido frente a Europa o en Irlanda del Norte. Creo que no hay comparación posible. Lo que sí sé es que el Parlamento español es impotente frente a los desmanes de Sánchez mientras que los diputados y ministros conservadores británicos han finiquitado a su bufón. Que alguien me enumere cinco diputados o ministros socialistas españoles que podrían levantarse contra el presidente del Gobierno. Me da la risa sólo de intentar imaginarlo.

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