Estos políticos pasarán

El sentido de la justicia y de la equidad está arrasado en España. Solo así se explica el espectáculo que nos han dado los sanchistas –Dios, dinos dónde están guarecidos los socialistas– armando un escándalo desproporcionado porque en Andalucía han suprimido un impuesto, el de Patrimonio, que no existe en ningún otro país de la UE, dado que es una doble imposición. Para la izquierda sanchista, obnubilada por el sectarismo, estamos ante uno de los más graves atentados al Estado del bienestar andaluz; lo dicen ellos que se llevaron y se repartieron casi 700 millones de euros de los ERE. La coherencia nunca ha sido el fuerte de la izquierda española. Pero mi queja no va solo para la izquierda. Creo que nuestro centro y nuestra derecha también tienen que hacer examen de conciencia de sus errores y, sobre todo, preguntarse por la verdadera razón de la desconfianza entre muchos españoles. Me resulta obscena en general la carencia de racionalidad de unos y otros a la hora de explicar y justificar las alevosas felonías que contra los ciudadanos perpetran los distintos partidos. Hay que reconocer que el sanchismo batió récords en esa dirección, pero también hay que lamentar que no exista más proactividad, más propuestas positivas de la oposición. Espero que deje de jugar, como en ocasiones ocurre, a favorecer a amiguetes. Falta humildad entre nuestros políticos, faltan lecturas y, sobre todo, se registra una ausencia absoluta del sentido del bien común. Padecemos la clase política más sectaria del último medio siglo. Intereses venales e ideología mal destilada emponzoñan todo. Y no saben que pasarán –como han pasado todos– y algunos de ellos, desde lejos y en el recuerdo, serán solo una pesadilla que procuraremos olvidar.