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HorizonteRamón Pérez-Maura

España sofocada por la yedra de izquierda

¿Cuántas veces habrá habido la aprobación de una ley muy importante mientras todo el país está pendiente del bombo de la suerte? ¿Por qué se avergüenza Sánchez de sus actos legislativos?

Actualizada 09:11

Quienes ahora se echan las manos a la cabeza por cómo este Gobierno está cooperando en el desmembramiento de España parecen sorprenderse por algo que era evidente desde el primer minuto. Al día siguiente de la moción de censura que llevó al poder a Pedro Sánchez el arriba firmante publicaba en ABC («Esta derecha sin remedio», ABC 2-VI-2018) una columna en la que afirmaba, entre otras cosas que «conocemos la gravedad que tiene el que el PSOE haya aceptado hacerse con la Presidencia del Gobierno con los votos de los que quieren romper España y -por primera vez en la historia de nuestra democracia- con el respaldo de los diputados afines a ETA.» Creo que entonces casi nadie hablaba de «romper España» como una de las consecuencias de la nueva mayoría. Inverosímilmente eran muchos los que creían a Sánchez sin haber tomado conciencia de su verdadera calaña.

Ayer el Senado consumó la reforma del Código Penal con la supresión de la sedición y la reducción de la pena por malversación con la única justificación de equipararnos con otros países de nuestro entorno. La enésima mentira de Pedro Sánchez llena de ampulosidad. Estoy deseando ver qué pena pide la Fiscalía alemana para los propulsores de ese golpe de Estado fantasma que fue infinitamente menos concreto que el que se vivió en Cataluña en 2017. En todo caso, y no por casualidad, la votación del Senado se ha producido en pleno sorteo de Navidad de la Lotería Nacional. ¿Cuántas veces habrá habido la aprobación de una ley muy importante mientras todo el país está pendiente del bombo de la suerte? ¿Por qué se avergüenza Sánchez de sus actos legislativos?

En estos días en que deberíamos estar celebrando la Navidad, España vive bajo una tensión que mi generación no ha conocido nunca. El país está profundamente enfrentado y como consecuencia de ello abiertamente roto. Si uno escucha o lee los medios de comunicación de uno y otro signo -y son muchos más los de una filiación que los de la contraria- describen dos realidades antitéticas. Y no pueden ser verdad las dos. Pero por primera vez tenemos un presidente del Gobierno que ha validado la mentira como instrumento político legítimo. Y como hemos dicho tantas veces, en España ya no tiene ninguna consecuencia mentir. Al menos antes, cuando te pillaban faltando a la verdad tenías que dimitir. Ahora blasonas tus mentiras como si fueran un mérito por el que se te debiera otorgar un reconocimiento. Ésta es la España de nuestros días.

No puedo evitar volver a recordar el artículo publicado el 15 de diciembre de 1931 por Ramiro de Maeztu, el gran defensor de la Hispanidad, en el primer número de Acción Española, revista que él llegaría a dirigir. Por ese artículo ganó en 1932 el premio Luca de Tena. Decía Maeztu que «España es una encina medio sofocada por la yedra». Y yo sigo creyendo que lo era entonces y lo es hoy por una izquierda que parece deseosa de ver morir a España. Como la izquierda que asesinó a Ramiro de Maeztu el 29 de octubre de 1936 tras sacarlo de la cárcel de Ventas, donde estaba detenido por sus ideas políticas, y darle el paseíllo por el cementerio de Aravaca. Pero ya sabemos que para este Gobierno hay víctimas que están bien muertas y otras que no.

Y en estas circunstancias, qué difícil es decir feliz Navidad.

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