Argentina
Argentina es una nación prodigiosa que ha vuelto a encontrar el camino del prodigio. Y esa realidad pasa por la desaparición en el poder del comunismo de los ladrones que la han saqueado hasta ahora
La apabullante victoria de Milei en las primarias argentinas ha erosionado la fortaleza del periodismo español. La derrota más contundente del peronismo, y ésa es la causa de la erosión. Para los que no quieran entenderlo, el peronismo o justicialismo es el disfraz del comunismo argentino, un sistema que se mueve desde la pobreza a la riqueza infinita y desde la amenaza al asesinato. El peronismo, en sus diferentes versiones, ha tenido tres mujeres determinantes. Eva, que falleció en plena juventud en Argentina, Isabelita, que vivió con Perón en su casa de Puerta de Hierro de Madrid, retornó con su marido a la Argentina, enviudó, heredó por cama la presidencia, siguió robando y provocó el trágico levantamiento militar que dio lugar a la Dictadura de Videla, Massera y Galtieri. Y finalmente, Cristina Fernández, viuda del Pingüino Kirchner, la más ladrona, cínica y delincuente de las presidentes por lecho –allá las urnas son muy consideradas con las viudas– de la historia de la nación más rica y más robada de América del Sur.
Perón se refugió en España con Isabelita, su segunda mujer, y una buena parte de su Corte descamisada, que en Madrid vestía estupendamente. Uno de sus asesores escapados e instalados en Madrid, Jorge Antonio, se convirtió en el mejor cliente del sastre más prestigioso de la Capital del Reino, Collado, que tenía su sastrería en Velázquez 51 y era mejor y más caro que el mejor y más caro de los sastres londinense de Savile Row, en el barrio de Mayfair, junto a la salida de las «Burlington Arcade». Como buen peronista-comunista-descamisado, era el propietario de una de las más nutridas y vencedoras cuadras de caballos de carreras del Hipódromo de La Zarzuela, llegando a tener más de 30 equinos en condiciones de competir. Todos los domingos llegaba con sus hijos y ocupaba una buena parte del «Paddock». Después de fugarse de Argentina, Isabel Perón recuperó su chalé de Puerta de Hierro y vivió sus últimos años asesorada por el comisario de la Policía Argentina José López Rega, el Brujo, que según se decía, le «asesoraba» en todos los aspectos. Y finalmente la peronista recauchutada Cristina Fernández, condenada por la Justicia e investigada por la muerte del Fiscal Nisman, aún en libertad y en espera de conocer la cárcel durante muchos años si el comunismo peronista se desmorona. Tenedora de una de las mayores fortunas robadas a los argentinos que le votaban y defendían, que supera los diez mil millones de dólares, y que jamás ha llamado la atención al sagaz economista del diario El País Ernesto Ekáizer, también peronista comunista como Echenique, la monja coñazo y el protegido de Ada Colau Gerardo Pisarello, que vejó desde el balcón del Ayuntamiento de Barcelona, capital de la República Árabe de Cataluña, a la Bandera de España. Porque Argentina, una de las naciones más ricas del mundo, vive entre la angustia y la miseria por culpa del comunismo justicialista y gracias a los millones de tontos pseudofilosóficos que votan a los que más les roban.
De ahí, que la victoria apabullante de la derecha representada y encabezada por Milei haya sacudido al periodismo español, que también es peronista y fundamentalmente escorado hacia el bienestar, más que al respeto escueto por la noticia. Ultraderecha, triunfo del ultraderechista, peligro para América, y demás zarandajas. Argentina es una nación prodigiosa que ha vuelto a encontrar el camino del prodigio. Y esa realidad pasa por la desaparición en el poder del comunismo de los ladrones que la han saqueado hasta ahora. Mucho trabajo le aguarda, si supera la segunda vuelta, al conservador Milei.
Gracias, ché.