La igualdad entre los españoles
Es increíble que el mayor generador de desigualdades sea la izquierda extrema, que representa el PSOE, y la extrema izquierda, que está ocupada por Sumar y sus múltiples confluencias
Es increíble que el mayor generador de desigualdades entre los españoles sea la izquierda extrema, que representa el PSOE, y la extrema izquierda, que está ocupada por Sumar y sus múltiples confluencias. Increíble. Nunca olvidaré el discurso de Angela Merkel en su primera investidura, cuando dijo que «Alemania es un gran país, no porque sea la suma de catorce landers, sino porque es la suma ochenta millones de ciudadanos libres e iguales ante la ley». Está claro que eso no ocurre en la España actual, y la culpa la tiene el PSOE, al que se le llena la boca con todos los tópicos de la izquierda, mientras hace desaparecer a la clase media y privilegia a unos ciudadanos sobre otros.
Pere Navarro Morera –no confundir con el hoy director general de la DGT, con segundo apellido Olivella– fue entre 2011 y 2014 secretario general de los socialistas catalanes. En una ocasión, cuando yo ejercía como director de ABC, lo recibí en mi despacho. Era y es un tipo afable con el que se puede hablar de todo. Inevitablemente, surgió la cuestión catalana y su explicación me dejó estupefacto. Según Pere Navarro, el problema de Cataluña residía en los jóvenes hijos y nietos de emigrantes extremeños y andaluces que en verano regresaban a los pueblos de origen de sus mayores y comprobaban que en las raíces de sus antepasados se disfrutaba de polideportivos, piscinas, centros de salud, carreteras en buen estado… y que al volver a Cataluña se enfadaban mucho por comprobar el nivel de desarrollo de las tierras de sus ancestros. ¡No daba crédito a lo que escuchaba! ¡Que eso me lo dijese un socialista!
Y en esas están, en primar lo propio sobre lo bueno, en ahondar en diferencias artificiales según la comunidad en la que vivas y pretenden llamarse con eso progresistas. Yo les llamaría «regresistas», ya que quieren volver a tiempos muy pretéritos.
Ayer Feijóo le planteó a Sánchez –quien, por cierto, perdió las elecciones– un pacto por la igualdad. No cabía esperar otra cosa: Sánchez lo rechazó. Las banderas de la igualdad y la libertad le han quedado al centroderecha, mientras la izquierda cercena ambas.