Hay que matar a Feijóo
Ojalá me equivoque, pero me temo que la soberbia cesarista de Sánchez le llevará a no replicar hoy a Núñez Feijóo. Él se cree muy por encima de estas banalidades parlamentarias. Cuando ya tienes controladas casi todas las instituciones del Reino, este trámite de hoy te parece una pesadez prescindible
Están tan nerviosos que ya no saben qué hacer. Durante semanas han conseguido crear la impresión de que Feijóo estaba políticamente muerto. Han convertido las críticas legítimas –y yo he hecho bastantes, aunque a alguno de mis amables lectores todas les parecen pocas e injustificable que también haga reproches a Vox– en demostración del supuesto despeñadero por el que se precipita el PP. No quieren darse cuenta de que entre los medios de comunicación que no estamos subsumidos a Sánchez, hay una libertad muy superior a la que se da en el lado contrario del espectro mediático.
Encontrar una crítica a Sánchez en la Ser, Público, Infolibre, Huffington Post, TVE, El Plural, El Diario, La Sexta o El País –por no ser excesivamente extenso en la enumeración– bordea lo imposible. Y en El País todavía pervive Fernando Savater porque el equipo directivo aún entiende que su prestigio entre la izquierda está demasiado consolidado. El daño que representaría su despido sería mucho mayor para el diario que para el propio Savater. Pero en el otro lado del espectro mediático publicamos –servidor entre otros– críticas a Feijóo, a Vox, a UPN y a Coalición Canaria. Y no sólo a Feijóo, a buena parte de su cúpula directiva. La libertad todavía prima.
La manifestación del pasado domingo ha pillado a las Brigadas Internacionales Mediáticas con el paso cambiado. Yo creo que ni los propios organizadores esperaban el éxito de asistencia que obtuvieron como lo prueban las quejas de múltiples asistentes que explican que hubo unos fallos de montaje enormes que hacían imposible escuchar a muchos de los asistentes. Pero para las Brigadas Mediáticas fue difícil de asumir. Tanto que algunos daban igual importancia a la intervención de Sánchez en Gavá, Barcelona, donde reunió a un puñado de personas, que a la multitud de Feijóo. Sería bueno que el PSOE intentara congregar a una multitud, a cualquier multitud, aunque no pasará del 25 por ciento de los reunidos el pasado domingo. Una multitud que ahora que ya sabemos públicamente cuáles son las políticas que promueve Sánchez puedan manifestarse al respecto. ¿Tiene miedo Sánchez a sus electores?
Una de las grandes ironías del momento presente es ver a la ministra Isabel Rodríguez acusando al PP de promover el transfuguismo. Oiga, no. Los tránsfugas son Sánchez y todos los que van detrás de él, que mintieron a sus electores. En puridad, lo que el PP pide es que se cumpla el programa electoral del PSOE. Tampoco es mucho reclamar. Y el que lo incumple es el verdadero tránsfuga.
Están nerviosos porque el muerto Feijóo del que nos han hablado en las últimas semanas estaba mucho más vivo de lo que creían. Quieren matarlo (políticamente) pero está mostrando una resistencia digna de Grigori Yefímovich Rasputín.
Ojalá me equivoque, pero me temo que la soberbia cesarista de Sánchez le llevará a no replicar hoy a Núñez Feijóo. Él se cree muy por encima de estas banalidades parlamentarias. Cuando ya tienes controladas casi todas las instituciones del Reino, este trámite de hoy te parece una pesadez prescindible.