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GaleanaEdurne Uriarte

Cuidado, que te cancelan

A riesgo de que me cancelen aún más, afirmo que no pagaría un euro para ver a Alexia Putellas y a Jenni Hermoso. Y el machismo existe, pero no precisamente en esto

Actualizada 01:30

Soy mujer, futbolera y feminista, eso sí, que no me confundan con el feminismo ultra de la alcaldesa de Getafe. Y estoy totalmente de acuerdo con lo dicho por Alfonso Pérez sobre el amor y lealtad a la bandera para jugar en la selección, y sobre el fútbol femenino. Por esa verdad molesta sobre el fútbol, la de las enormes diferencias de ingresos generados por el fútbol masculino y el femenino, a este hombre la izquierda troglodita le ha quitado su nombre del estadio del Getafe. Porque estos trogloditas se niegan a admitir que a Alexia Putellas y compañía les pasa lo que a mí con mis libros, que son muy buenos, pero apenas me pagan por ellos, porque a la gente le da por comprar en masa otras cosas, como las novelas de Arturo Pérez Reverte. Me fastidia, pero es lo que hay, la oferta y la demanda. Y lo mismo le pasa al fútbol femenino, que no lo veo ni yo.

Me declaro culpable de ser una gran aficionada al fútbol, pero al masculino. Y de fútbol algo entiendo, porque me viene de muy lejos, y no de mis padres, mi padre hacía ciclismo, sino de que me apasiona desde niña. Hasta hice de «pionera», porque allá por los sesenta y en el campo, una niña a la que le gustaba el fútbol y vestía pantalones como era mi caso era un bicho raro; y no pude jugar en un equipo, porque entonces no había fútbol para chicas en la escuela de mi pueblo ni en ninguna. También me hice del Real Madrid por mi cuenta, y soy la oveja negra, o blanca más bien, en una familia del Athletic de Bilbao. Quienes me conocen bien, saben que hay dos horas sagradas a la semana, cuatro si hay Champions o Copa, en las que no se me puede molestar, que es cuando juega el Madrid. Y también saben que me veo todos los partidos que puedo, de primera, de las ligas extranjeras, y de vez en cuando, de segunda, sobre todo para ver al Eibar, al que también sigo.

Por supuesto, leo el Marca y el As, y también pago una suscripción de televisión por el fútbol, para ver a Vinicius y a Bellingham, o a Mbappé o a Haaland. Y a riesgo de que me cancelen aún más, afirmo que no pagaría un euro para ver a Alexia Putellas y a Jenni Hermoso. Y el machismo existe, pero no precisamente en esto, a no ser que también sea machista que le paguen tanto por sus novelas a Pérez Reverte y tan poco a mí por mis ensayos.

De este nuevo episodio de cancelación de la izquierda no sé qué me molesta más, si el extremismo o la ignorancia. Supongo que no se pueden separar y que van habitualmente unidos. El extremismo es terrible y se suma a tantos episodios de cancelación de la izquierda en los últimos años, en España y en todos los países democráticos, y con un PSOE totalmente entregado a la ultraizquierda y sus locuras. Pero es impresionante igualmente el grado de ignorancia, el completo desconocimiento del fútbol de los autores de la cancelación. Pobre equipo del Getafe, que va a tener que arrastrar esta penosa imagen a partir de ahora.

Y tan malo como lo anterior es el miedo. El miedo a levantar la voz para que no te pase lo que a Alfonso Pérez. Ese miedo a que te cancelen, y que explica la terrible tibieza en la denuncia social y política de la locura contra Rubiales por el beso. Un tipo al que han puesto delante de un juez por un beso, y por un beso que celebraron las propias futbolistas. Todos y todas temblando y arrodillados ante este feminismo fanático, represor e ignorante de la izquierda.

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