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HorizonteRamón Pérez-Maura

Ahora amnistían terroristas

La cuestión ahora es hasta dónde está dispuesto el Gobierno a llegar para recopilar los respaldos que necesita para gobernar. Hasta ahora habíamos visto que pactaba con terroristas que tenían sus penas cumplidas. Ahora parece dispuesto a pactar y amnistiar terroristas que están procesados

Actualizada 07:41

Se puede criticar legítimamente la amplitud de la amnistía que realizó el Rey Juan Carlos tras las primeras elecciones generales de 1977. Ahí se fueron a su casa criminales con delitos de sangre. Pero el precio de pasar página a una era con virtudes y defectos pasaba por promulgar una amnistía general. Y si es general, necesariamente incluía absolutamente todos los delitos que de la forma más remota se pudieran presentar como «políticos».

Lo que vamos a vivir ahora, con una iniciativa que se va a poner en marcha de inmediato, es una amnistía selectiva para delincuentes muy concretos. Todavía hay que ver cómo se formula. Pero lo que ya sabemos es que tiene que servir para limpiar el nombre de un número de delincuentes a los que ahora ha sumado ERC a los militantes de Tsunami Democràtic que están procesados por la Fiscalía por delitos de terrorismo.

Con esta petición de ERC, acordada por el PSOE al amparo de la resaca de las horas de alegría posteriores a la jura de la Princesa de Asturias, se da un paso más en la naturaleza radical del nuevo Gobierno. Ya sabemos que el primer apoyo que consiguió Sánchez fue el de EH Bildu, con el que dijo que jamás gobernaría («¿Cuántas veces quiere que se lo repita? ¿Veinte?»). Pero ahora se da un paso más pactando la amnistía con el entorno de ERC y Junts que participó en actos de terrorismo. Se trata de que el pasado mes de agosto, la Fiscalía calificó como delitos de terrorismo los muy graves disturbios que tuvieron lugar en Barcelona tras la condena del Supremo a los dirigentes del golpe de Estado de 2017. Fueron altercados que paralizaron el aeropuerto internacional del Prat llegando a detener el tráfico aéreo al distribuir entre sus activistas falsos billetes de vuelos auténticos con los que pudieron entrar en la zona acotada a los viajeros sorteando los controles de seguridad. Una grave violación de la seguridad del aeropuerto que en unos tiempos en que tanto se protege la seguridad de los viajeros exigiría una respuesta contundente.

La cuestión ahora es hasta dónde está dispuesto el Gobierno a llegar para recopilar los respaldos que necesita para gobernar. Hasta ahora habíamos visto que pactaba con terroristas que tenían sus penas cumplidas. Ahora parece dispuesto a pactar y amnistiar terroristas que están procesados –y, ciertamente, todavía no juzgados–. Un paso más en el sinsentido que vivimos.

A quienes nos llenaron de felicidad los actos que vivimos el pasado martes con la jura de la Princesa de Asturias y la exaltación de la institucionalidad, sólo nos queda reconocer lo que en el fondo sabíamos, pero no queríamos admitir. Aquello no era más que un espejismo como los que recuerdo haber visto hace 32 años en el desierto egipcio camino de Hurghada. También me dieron una gran alegría.

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