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Pecados capitalesMayte Alcaraz

Otra patraña del doctor Plagio

Ya no es solo el líder resistente como se autoproclamó en el primer pasquín, ahora se siente protagonista de una epopeya, basada en hacer oposición a la oposición y en tirar al mar a cuantos osan contradecirle

Actualizada 01:30

Tengo pocas ganas de atisbar la Tierra Firme que nos promete este bucanero, aunque me vea perdida y a la deriva en este proceloso viaje en que nos ha embarcado a todos los españoles en la barca de piedra de Saramago. Teniendo en cuenta que quien lo firma es el político más líquido e insustancial que ha tenido la democracia solo me queda pensar que evoca tierra firme porque cree haber llegado, en su descabellada singladura, a puerto seguro, con la garantía que le procura esa aguja de marear que es el delincuente Puigdemont, el exetarra y ahora excandidato Arnaldo, de vigía en el carajo, y unos grumetes verificadores internacionales a sueldo del mal. Como el inmortal Manual de Resistencia, este tampoco lo ha escrito el biografiado: lo ha hecho una negra muy blanca, a la que tiene colocada de directora de La Casa Árabe. El ínclito Sánchez ya copió y pegó su tesis doctoral de un libro escrito por subordinados del Ministerio de Industria, así que era previsible que también evitara la autoría de esta segunda parte de su manual de resiliencia, lo que me lleva a pensar si hasta sus sueños de Napoleón de Pozuelo se los soplan. Me temo que aunque el relato llega hasta el 23 de julio, no nos contará nada de lo que de verdad nos interesa: qué tenía su móvil para que cambiara radicalmente la política española respecto al Sahara, quiénes formaron el comité de sabios que le sirvió de coartada para suspender todos nuestros derechos en pandemia o qué le ofreció a Puchi en esos encuentros de marzo pasado en un caserío vasco para preparar el pacto de ahora.

Lo primera reflexión que pide el cuerpo es en base a qué mecanismo psicológico, Su Sanchidad se ha visto impelido a atizarnos otro bochornoso ditirambo sobre su persona, después de aquel parto de los montes de Tezanos titulado Pedro Sánchez. Había partido: de las primarias a la Moncloa, que abochorna con solo leer el prefacio. Aunque se enfade Bolaños, habrá que convenir que esta insistencia en la turra editorial responde a una patología perfectamente descrita en la terminología médica. Yo no le pondré nombre, pero se me ocurren unos cuantos. Descartados en Su Persona el sentido del ridículo, la obligación de ser discreto mientras se ocupa la segunda magistratura del Estado, el respeto intelectual a los lectores e incluso la incompatibilidad física de dedicarse a vomitar ante una empleada tus experiencias en el Gobierno mientras tienes que atender tu altísima responsabilidad (ningún presidente hasta él lo ha hecho en el ejercicio de sus funciones), solo nos queda una explicación para este alumbramiento de Tierra firme: que todo ese material bibliográfico que conformaría un bosque será parte de la argamasa del muro que ya está construyendo para partir por gala en dos a los españoles.

Ahora ya no es solo el líder resistente como se autoproclamó en el primer pasquín, ahora se siente protagonista de una epopeya, basada en hacer oposición a la oposición y en tirar al mar a cuantos osan contradecirle para así dejar la tierra firme libre de fachas y aguafiestas (de discrepantes, para entendernos). Si era difícil pillarle en una verdad, ahora con dos obras literarias en el mercado basadas en la feria de las vanidades de su autocomplacencia, ya será imposible. No sé qué van a hacer las redacciones de periódicos y las televisiones del régimen que cantan sus alabanzas para competir con tanta hagiografía como la que promete este nuevo guion de autoficción del sanchismo. Moncloa se lo está poniendo cada vez más difícil al equipo sincronizado de opinión.

Cuando todavía tenemos por disfrutar el documental que se ha autograbado y que no ha encontrado plataforma que lo emita, ahora se nos presenta este Sánchez, que no solo falseó su historial académico para poner el primer granito a su montaña de mentiras, sino que se ha montado una carrera literaria por subrogación, como la política. Si se ha apropiado del discurso, el radicalismo y la demagogia de Pablo Iglesias para poder echarle a él y a su mujer del Gobierno y quedarse con sus votos y si ha asimilado como suyo el supremacismo y la xenofobia que predican sus aliados separatistas, ¿por qué no iba también a realquilar sus patrañas?

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