Visita Israel y nombra ministros antijudíos
Al antisemitismo de Rego se une también el de Mónica García, que además de médica, madre y ahora ministra de Sanidad, es una activista defensora de las atrocidades de Hamás
Llegó ayer a Israel el presidente de turno de la Unión Europea a decirle al Gobierno que preside Netanyahu que, en la España de la equidistancia, también en el conflicto de Oriente Próximo estamos a medio camino: sí al Estado palestino, pero también respeto al de Israel, aunque sea con la nariz tapada, aunque sea repitiendo aquello de que no vale solo la fuerza, ni contra ETA, ni contra los sediciosos, ni contra las bombas de Hamás. De hecho, esta visita se ha ido aplazando porque los socios de Sánchez no veían con buenos ojos ese viaje y un gesto diplomático así podría haber puesto en peligro la investidura. El viejo halcón Benjamin, que sabe detectar a la legua a los oportunistas, enseguida se olió que con él no iba a hacer excepción Su Persona Mentirosa. Porque el mismo que puso cara de dirigente solidario con el pueblo judío atacado injustamente por los terroristas islamistas es el que acaba de nombrar de ministra de Infancia y Juventud, otro departamento dedicado a la propaganda de futuros clientes electorales, a una enemiga furibunda de Tel-Aviv.
De origen palestino, Sira Rego, que promete darnos días de gloria esta legislatura, lo primero que escribió en sus redes sociales el 7 de octubre, tras el salvaje ataque de Hamas contra decenas de kibutzim y ciudades y un multitudinario festival de música, que «Palestina tiene derecho a resistir tras décadas de ocupación, apartheid y exilio», y no se privó de llamar genocida al Estado judío. En resumen, la nueva ministra de Sánchez tiene una cuenta en X llena de odio hacia Israel y de apoyo a los terroristas de Hamás. La gran Sira, conocida por su apología de Lenin, haber pintarrajado los baños del Parlamento europeo o envolverse en una bandera republicana para pisar instituciones públicas, es uno de los 21 diputados del Parlamento Europeo que rechazaron condenar las matanzas del partido que gobierna Gaza.
Con la cara de hormigón armado de Sánchez no le fue difícil reunirse, junto a su homólogo belga que le sustituirá en la presidencia rotatoria de la UE a partir del 1 de enero, con las familias de los ciudadanos de Israel secuestrados por Hamas, después de que la propia embajada de Tel-Aviv tuviera que protestar hace un mes por los insultos de otras ministras –las antecesoras de Sira– a la legítima defensa del Estado judío.
Al antisemitismo de Rego se une también el de Mónica García, que además de médica, madre y ahora ministra de Sanidad, es una activista defensora de las atrocidades de Hamas. O Superyol, que combina sus modelos de alta costura con el pañuelo palestino. O Urtasun o Bustinduy. Es decir, casi un cuarto de su Gobierno boicotea la política exterior de la UE. En un día de buenas noticias por la tregua que comienza hoy en esa tierra que sufre la brutalidad del terrorismo y la guerra, hay un país europeo que sigue jugando a las soflamas de asamblea de facultad o que torpedea nuestra histórica relación con el Estado de Israel y el papel fundamental que hemos jugado tradicionalmente en la pacificación de esa zona, cuando otro presidente mucho más responsable, Felipe González, olvidó los clichés progres para defender las justas reclamaciones de un Estado asediado por el eje del mal. Por eso, organizamos en 1991 la exitosa Conferencia de Paz a la que asistieron Gorbachov y Bush padre y por eso es poco creíble que ese papel lo quiera representar hoy el más irresponsables de los primeros ministros de Occidente, que negó la ayuda a Ucrania en las primera horas de la invasión rusa y ha roto con el papel histórico de España en el Sahara, entregándose a Marruecos por oscuros motivos todavía no explicados.