Plañidera Yolanda. Antes limpiadora y planchadora
Ahora, tras perder tantas elecciones y mal parada en todas las encuestas, suplica unidad. Si dijo un rey «París bien vale una misa», una vicepresidencia bien vale ponerse de rodillas
No me resisto a escribir sobre la falta de ética, criterio, moral y volubilidad interesada, así como la falta de dignidad de Yolanda Díaz. Ruega a Podemos acudir juntos a las elecciones para salvar su puesto, poltrona, regalía y las muchas prebendas. Utiliza el pírrico y manoseado argumento de «para que no gane la derecha». ¿No pensaba así cuando los dividió? Feo papel de una vicepresidenta implorando a Podemos. Es mucho lo que se juega: ella, sus colocados/mantenidos, sus subvencionados sindicatos. Implora a Pablo Iglesias, quien a dedo la nombró vicepresidenta, a Irene Montero, a Ione Belarra, y dice «la gente nos quiere juntos», ella que los dividió e incluso puso un obstinado y duro veto. Impidió que su amiga y compañera, hasta entonces adulada Ministra de Igualdad, entrase en «sus» listas electorales.
Ahora, tras perder tantas elecciones y mal parada en todas las encuestas, suplica unidad. Si dijo un rey «París bien vale una misa», una vicepresidencia bien vale ponerse de rodillas. Una plañidera más; se acerca la Semana Santa. La hora de la verdad electoral. Traidora por antonomasia, que lo pregunten al Bloque, a Beiras y en Galicia, y con virtudes camaleónicas no duda en cambiar de nuevo el traje o chaqueta. Del pelo negro, vaquero, pañuelo palestino en Galicia al rubio con estratégicas mechas y cambio de look diario en Madrid, hasta las ridículas fotografías de una Yolanda minifaldera leyendo un libro mientras alguien, un pedicuro a sus pies, le pinta las uñas de brillante rojo que exhibe con prodigalidad y superfluidad.
Ella, que todo se lo debía a Pablo Iglesias, al que llegó por una traición, debió estar alerta, usando y abusando del poder y prerrogativas de su cargo, con la inestimable ayuda de Pedro Sánchez y todos los medios de comunicación a su disposición, abocó a la ruptura de esa izquierda que entonces estaba unida. El plan era ambicioso y lo preparó con premeditación. Ya el 13 de noviembre de 2021 se reunió en Valencia, previo aviso a las cámaras, con Mónica Oltra, Ada Colau, Mónica García y Fátima Hamed; primera piedra de una nueva Plataforma de Izquierdas y primera bofetada a Podemos: no invitó a ninguna de sus líderes. Consabida frase de Yolanda: «El comienzo de algo maravilloso». ¿Dónde están hoy las de aquel grupito? Después del cacareado maravilloso comienzo, las realidades fueron decepcionantes.
A pesar de que Podemos entró in extremis en el invento de su vicepresidenta, los resultados electorales fueron adversos. En las elecciones generales de 2023, Sumar perdió 4 escaños –de 35 a 31– y pasó a ser la cuarta fuerza política. Podemos poco después se descolgó y formó grupo propio en el Congreso con sus diputados encabezado por Ione Belarra. Se presentaron ya por separado a las europeas e Irene ejecutó su venganza: la vetada por Yolanda ahora es Parlamentaria Europea. Sumar cae de nuevo y queda con tres escaños. Y peor fue en Galicia, tierra de Yolanda, a la que no votaron ni en su pueblo Ferrol. Ni un solo escaño.
Comenzó Yolanda, como siempre acompañada de toda la parafernalia mediática que la seguía, en Fe Teo de 2024, aparentando, de rodillas en la arena de la playa, recoger pellets. Llegó a decir que aquello era como «el Nunca Mais». La gente no se dejó engañar. Parece que limpió, limpiadora, las playas en un solo día, pues Yolanda Nunca Mais volvió. Ella, la controladora de horarios de trabajo, también en elecciones, difundió un vídeo planchando (en el palacete donde vive gratis) por la noche porque se relajaba y aprovechaba el tiempo. Ni por esas. Vinieron las catalanas, mayo de 2024, y aun cuando concurrió con los Comuns y Ada Colau, perdieron más de 80.000 votos y dos escaños. Ada Colau se ha ido de la política activa, Yolanda continúa, no por la unión ni por la felicidad de la gente como repite continuamente con estereotipada frase, sino por la suya. Ahora sus nuevos y tradicionales cuentos: «La internacional de la Esperanza», «Construir Juntas», «Ganar el futuro». Portaba en la Asamblea en el Teatro Alcázar una camiseta rosa (las que renegaban de ese color de «niñas») con el lema, Trabajar Menos Vivir Mejor. Y el remate, dice Yolanda: «La receta la tengo clara, en gallego se dice mistura». Traducción: nuestro intelecto es una mezcla de trivialidades y de desorden emocional. Repasar los acontecimientos no nos viene mal para comprobar ese desorden.