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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Libertad satírica

Foxá, diplomático, tuvo un mal encuentro en Jerez con dos miembros de su más poderosa familia bodeguera, ganadera y artista. Intentaron trajinarse a su mujer, guapísima, y Foxá les dedicó uno de sus caprichosos sonetos en métrica y rima.

Actualizada 13:58

Durante el franquismo, aunque duela, se reunió una de las más ingeniosas y cultas generaciones de poetas satíricos. Entre ellos, el gran Agustín de Foxá, que simultaneó el falangismo, la diplomacia del Régimen, la melancolía monárquica, la prosa formidable y la poesía satírica. Y Juan Pérez Creus, también «Pájaro Pinto» y «Maese Pérez», autor de la décima que celebraba el cambio, en el orden de los apellidos, del nieto varón mayor del Generalisimo, que pasó de ser Francisco Martínez-Bordiú Franco a Francisco Franco Martínez- Bordiú, después de la aprobación en Las Cortes.

Por la alta bondad de Dios
Que en sus mercedes no es manco,
En vez de un Francisco Franco,
Nos encontramos con dos.
El uno del otro en pos
Nos llegan por nuestro bien,
Pero Dios nos libre ¡Amén!
De que, doblada la hazaña,
Salvada por uno España
La salve el otro también.

Pérez Creus era andaluz y republicano, natural de La Carolina, púlpito de Sierra Morena. Se cuenta que el napoleónico general Dupont, ante la vista que se abría desde la Carolina a los interminables olivares del primer dibujo andaluz, ordenó a sus tropas presentar armas en homenaje al paisaje de Andalucía. Y si no es cierto, está bien contado. Pérez Creus, un andaluz, se enamoró de una mujer gallega, aprendió a escribir en gallego y le dedicó un poemario «As Derradeiras Pombas do Serán» –Las últimas palomas del atardecer-, a su galleguiña amada. Pero la galleguiña, que no era tan melosa y amorosa como Yoly, le dijo que ella, más que poemas, neceitaba dinero, y que Pérez Creus estaba más tieso que un lomo de mojama. Y Pérez Creus canceló su romance de esta manera.

Una gallega ambiciosa
Me ha rechazado con saña
Porque no tengo dinero
Para invitarle a una caña.
Si lo ha decidido así…
¡Viva Franco, Arriba España!

Foxá, diplomático, tuvo un mal encuentro en Jerez con dos miembros de su más poderosa familia bodeguera, ganadera y artista. Intentaron trajinarse a su mujer, guapísima, y Foxá les dedicó uno de sus caprichosos sonetos en métrica y rima.

Horda del sur, enriquecida y boba
Que venís con el pelo de la dehesa,
A enamorar a estúpidas marquesas
Que, a cambio de convites, os dan coba.

Tratantes de la Baja Andalucía
Que usáis de propaganda, la tajada,
Y presumís de Genealogía
Teniendo, como escudo, la marca registrada.

Forman vuestra corte de adulones,
Flamencos, tortilleras, maricones,
El Cuerpo Diplomático y Cortés. (1)

Producto de una España en pandereta
¡Idos con vuestro dinero a la puñeta,
Oh Borgias de los vinos de Jerez!

Y por un malentendido – por parte de Foxá-, a Celia Gámez, adoptada en España por su padrino de boda, el General don José Millán Astray, glorioso fundador de la Legión.

Tú, que naciste en las porteñas hampas
Y del amor conoces los oficios,
¡Oh vieja zorra de las viejas Pampas
Que enamoras marqueses pontificios! (2)

Tú, que cantas esos tangos con orejas
Repletos de memeces argentinas,
Te ovacionan los públicos horteras
Y confundes Meninas con mininas.

Los prognatas toreros que complicas (3)
Por ti se tornan en babosos toros.
Vas al teatro con señoras ricas

Y estrenas obras con cretinos coros
Escritas para ti por los maricas (4)
Que sueñan con los culos de los moros.

(1) Clodoaldo Cortés, fundador de «Jockey». (2) El marqués de Amboage. (3) Juan Belmonte. (4) Maestro Moraleda. (5) La Guardia Mora de Franco.

¿ Alguien se atrevería a escribir así en la España de hoy?

Corrían los tiempos de las inauguraciones de los pantanos, gracias a los cuales, ochenta años después, España no se muere de sed.

Juan Espantaleón era un magnífico actor de teatro. Era potómano, adicto a la potomanía, un trastorno consistente en la necesidad de beber agua de manera compulsiva. Y claro, lo que se bebe, se desbebe. En el homenaje que se tributó en el Hotel Menfis de Madrid, tuvo que interrumpir en dos ocasiones su discurso de agradecimiento para visitar el cuarto de baño. Y Foxá, o Eduardo Manzanos, o al alimón porque compartían la misma mesa, le dedicaron estos versos.

Espantaleón
Meando no es manco.
Tiene una minina
Con una turbina,
Que, de conocerla
La inaugura Franco.

Y Julián Pemartín se atribuye y reconoce ser autor de graves delitos en el soneto que dedica al señorito andaluz.

Tengo mucho de Lord y de gitano.
Aunque a veces blasfemo, nunca miento.
A una monja rapté de su convento
Y de diez Hermandades, soy Hermano.

Es mi capa, la capa más raída,
Y mi frac es el frac más elegante.
Con todas las mujeres soy galante,
Aunque a veces le pego a mi querida.

A un marqués extranjero, mi pistola
Defendiendo el honor de una española,
Dejó muerto en el patio de un castillo.

Y en los jardines de una venta maja,
A un gitano tendí con mi navaja
Discutiendo no sé qué fandanguillo.

Libertad políticamente incorrecta. Hoy, todos en la cárcel. Me ha vencido la oportunidad de recordar a tres poetas satíricos del franquismo, porque no se me ha ocurrido nada mejor.

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