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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Incidencia normal

Me atrevo a aconsejar al señor ministro que, si los trenes incendiados se consideran incidentes normales en RENFE, en lugar de revisores tendrían que llevar bomberos

Actualizada 01:30

La normalidad, según el ministro bravucón Óscar Puente, se ha adueñado de los trayectos ferroviarios. Para moverse de un lado a otro de España, la normalidad es muy recomendable si se efectúa el traslado en tren. Y para mí, las palabras de los ministros van a misa. A las 7,12 minutos de la mañana de anteayer, el tren que cubría el trayecto entre Cáceres y Madrid se ha incendiado en la estación extremeña de Cañaveral. Afortunadamente no se han registrado víctimas. Los 17 pasajeros que subieron al tren en Cáceres han resultado ilesos, así como los maquinistas y los empleados de RENFE.

Un viaje en tren desde Extremadura a Madrid y desde Madrid a Extremadura era antaño –antaño es ayer mismo– una fascinante aventura. Se cuenta el caso, algo exagerado por la mala fe, de doña Julia Cotubillo Sánchez de la Atalaya, que cubrió en tren la distancia establecida entre Badajoz y Madrid en su viaje de novios. Su esposo, don Sotero Mármol y Húmera, lógicamente, le acompañó en el viaje. Las cosas de los matrimonios jóvenes, que son fogosos e insaciables. A pocos kilómetros de Badajoz, el nuevo matrimonio procedió a entregarse el uno a la otra y viceversa, en cumplimiento de su nueva situación sacramental. Transcurridos tres meses de viaje, a la altura de Talavera de la Reina, ella experimentó mareos y más de un antojo. Por casual fortuna, iba en el tren un ginecólogo que viajaba a Madrid para participar en un congreso de Ginecología. Después de un pormenorizado examen, el doctor –habían partido de Badajoz cuatro meses atrás– le diagnosticó que se encontraba en estado de buena esperanza con 16 semanas de embarazo. Prosiguió el viaje, y tuvieron suerte. Todo normal, como dice el ministro Puente. El bebé nació en la estación de Madrid. Un bebé ochomesino, que fue concebido al partir de la estación de Badajoz. En los trayectos extremeños ha sucedido en diferentes ocasiones.

Pero acudamos a la normalidad. El ministro Puente, enterado del incendio de la cabina del tren Cáceres-Madrid del 14 de febrero de 2024, y para tranquilizar a los habituales usuarios del referido tramo ferroviario, ha declarado que el incendio hay que interpretarlo como una incidencia que entra en la normalidad. «Hay que acostumbrarse. Son incidencias normales». Y debo afirmar, que me ha tranquilizado.

Los incendios me inspiran mucho susto, y más aún si se producen en un tren. Pero el ministro Óscar Puente me ha sosegado. Si un tren cualquiera se incendia, hay que aceptarlo como una simple incidencia que encaja perfectamente en el ámbito de la normalidad. Como un barco cuando se hunde, o un avión al que se le gripan dos reactores en la mitad del océano Atlántico. Que se incendie un tren entra dentro de las posibilidades que comprende la normalidad. Es lo más lógico. No obstante, me atrevo a aconsejar al señor ministro que, si los trenes incendiados se consideran incidentes normales en RENFE, en lugar de revisores tendrían que llevar bomberos. Porque hay normalidades que asustan a la gente que no sabe establecer la diferencia entre la normalidad y la anormalidad, entre el sosiego anormal de viajar en tren, a la normal incidencia de un incendio ferroviario.

Como en todo, hay ministros malos y ministros buenos. Y para mí, que don Óscar Puente es un ministro claro y contundente. ¿Qué se incendia un tren? Tranquilidad. Es un incidente. Es normal a todas luces.

Mi respeto a tan normalísimo gobernante.

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