Sánchez se fuma un puro
Lo único que de verdad les preocupa a él y a su entorno es la Justicia. Una condena firme. Por eso vemos el acoso al que se somete al poder judicial, el intento de renovar el CGPJ de forma que puedan tomar el control del último bastión que no está sometido todavía. La noche será muy larga
La muestra de mayor degradación de nuestra democracia es que ya todos tenemos asumido que no hay causa que pueda provocar la caída de este Gobierno. No hace falta hacer un repaso muy extenso. Cualquiera que sea el escándalo de que se trate, lo convierten en algo positivo y lo celebran llamándonos idiotas. Sin ir más lejos, la pasada semana Sánchez tuvo los bemoles de festejar el cuarto aniversario del comienzo de la pandemia. Con un par. Una pandemia que provocó una reclusión por la que el Tribunal Constitucional condenó al Gobierno. Y lo celebra. Una pandemia en la que murieron miles de personas. Y lo celebra. Una pandemia en la que nos mintieron continuamente y sin pudor. Y lo celebra. Una pandemia en la que se quitó competencias a las comunidades autónomas para que recayesen sobre Ábalos y Koldo se forrara. Y lo celebran.
Como la pandemia hay múltiples cosas desde que se descubrió en septiembre de 2018 el plagio de la tesis del presidente. La mentira es el signo distintivo de su actuación política. Cualquier causa que se quiere esgrimir contra él es contestada con una falacia y ésta tiene el mismo valor que la verdad más absoluta como puede ser decir si es de día o de noche. Cuando se asienta en una sociedad un relativismo tan extremo como es el que dé igual la verdad que la mentira salir de ese agujero es muy complicado. Puede marcar generaciones enteras. ¿Cómo hacer entender a los jóvenes de hasta 30 años que está mal mentir cuando ven que todo el mundo sabe que Sánchez lo hace y sigue en el Gobierno con resultados que le permiten retener el poder, aunque sea a un coste altísimo? Los sondeos para las elecciones catalanas del 12 de mayo anticipan la victoria de Salvador Illa, a quien nadie parece pedir cuentas de su supuestamente exitosa gestión en la pandemia.
Todos los escándalos que está viviendo el PSOE en este momento no tienen consecuencia porque el Equipo Nacional de Opinión Sincronizada dispara sus baterías con enorme eficacia para asegurarse de que se distrae la atención de la opinión pública. Es interesante ver el caso de José Luis Ábalos, a quien ya se ha convertido en el chivo expiatorio de esta hora. Pero nadie parece pedir cuentas a Pedro Sánchez y su entorno a pesar de que Ábalos pudo hacer lo que hizo gracias a que Sánchez le colocó donde él empezó a llevárselo crudo. La carrera de Sánchez no le hubiera llevado a la Moncloa si no llega a tener a Ábalos de chófer. Pero ahora ya no hay que hablar de eso.
Llegados a este punto, la conclusión más preocupante: con todo lo anterior, Sánchez se fuma un puro. Lo único que de verdad les preocupa a él y a su entorno es la Justicia. Una condena firme. Por eso vemos el acoso al que se somete al poder judicial, el intento de renovar el CGPJ de forma que puedan tomar el control del último bastión que no está sometido todavía. La noche será muy larga.