Yamamoto
Esa sumisión del Real Madrid al merluzo de Yamamoto se me antoja humillante para los millones de seguidores madridistas esparcidos por el mundo
Si me dicen hace dos años que el Real Madrid disputaría un partido de la Liga Nacional en el Santiago Bernabéu uniformado de azul-morado contra un Athletic de Bilbao vestido de blanco, le hubiera concedido al arúspice un premio internacional al mejor bromista. Ninguna broma. Según leo y me informo, el Real Madrid está económicamente fuerte, saneado y muy bien gestionado. Lo mismo que el Athletic de Bilbao, en un plano más modesto. Ni uno ni el otro necesitan de ese tipo de extravagancias. Otros sí. El Barcelona ha saltado a su estadio –por decir algo–, en diferentes partidos vistiendo la camiseta con los colores de la Señera del Reino de Aragón. Los aragoneses lo celebran con entusiasmo. Pero el Real Madrid juega en el Bernabéu de blanco, y así lleva más de 120 años, y el Athletic con la camiseta rayada en blanco y rojo y calzones negros, y así lo ha hecho desde que el Real Madrid y el Athletic de Bilbao se enfrentaron en el primer partido. En la noche del pasado domingo, pasé por momentos de tribulación. ¿Qué hace Kroos jugando con el Athletic? ¿Qué hace Williams jugando con la camiseta del Real Madrid? Siete u ocho minutos con la olla en otro sitio.
Me explican que la nueva camiseta del Real Madrid ha sido diseñada por Yamamoto. Y que su inspiración viene de las flores. Está muy bien y queda muy bonito lo de las flores, pero la camiseta del Real Madrid, desde los tiempos de René Petit y Bernabéu a los de ahora, ha olido a sudor, no a flores. Para mí, respetuosamente, que Yamamoto se meta las flores por donde le quepan, siempre que no sean de tallo espinoso, como las rosas. Aunque don José Martí obviara las espinas.
En junio como en enero,
Para el amigo sincero
Que me da su mano franca.
Para el cruel que me arranca
El corazón con que vivo,
Cardo ni oruga cultivo;
Cultivo la rosa blanca.
En Adidas, Yamamoto ha diseñado camisetas feísimas, pero respetuosas con la historia de los clubes a los que ha perjudicado con su mal gusto. No entro en otros aspectos de su obra, pero como creador de camisetas metafóricas, Yamamoto es más hortera que Pedro Sánchez. Es más, no lo puedo asegurar, pero estoy seguro de que Sánchez duerme con pijamas de seda con dragones rampantes creados por Yamamoto.
- Pitpit, ponte esta noche el Yamamoto, que me encanta;
- Eres de lo que no hay, Begbeg.
Esa sumisión del Real Madrid al merluzo de Yamamoto se me antoja humillante para los millones de seguidores madridistas esparcidos por el mundo. Me dicen que un tal Jota Jordi y un grosero sevillano que trabajan para Atresmedia, se abrazaron de alegría cuando Rodrygo, de azul-morado de Yamamoto, marcó el primer gol del Real Madrid. Abrazo que se deshizo cuando les informaron que los azules eran los madridistas y los blancos los bilbaínos. Con las ilusiones de los tontos no se puede jugar, entre otros motivos, por constituir una falta de caridad y misericordia, y menos aún, durante el Domingo de Resurrección.
En el fútbol, lógicamente, manda el presidente de cada club, no el representante de las marcas deportivas, por mucho que ingresen por la exclusiva de las camisetas en las grandes instituciones del fútbol. Las camisetas de las selecciones, al día de hoy y salvo heroicas excepciones, son horribles. Si el Real Madrid se mantiene en sus trece de jugar de azul-morado en el Bernabéu cediendo el blanco al equipo contrario, será lógico deducir que Florentino Pérez es el vicepresidente del club y Yamamoto el presidente en la sombra.
Una majadería.