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HorizonteRamón Pérez-Maura

Aborto: la Europa trastornada

Cuando cada vez parece más probable que Donald Trump vuelva a la Casa Blanca y cada vez son más los estados de Estados Unidos en los que se está prohibiendo o restringiendo drásticamente el aborto libre Macron ha impuesto el derecho al aborto en la Constitución francesa y ahora en la Carta de la UE

Actualizada 01:30

Pretender convertir el aborto en un derecho fundamental de la Unión Europea es la demostración más evidente de que estamos en una época de decadencia de la que será difícil salir. Y todo esto viene promovido por uno de los seres más inanes de la política europea del que yo nunca he sabido lo que pretende: Emmanuel Macron.

Macron ha conseguido ser elegido dos veces presidente de la República Francesa por la simple razón de tener enfrente a Marine Le Pen, que todavía genera un rechazo mayoritario entre los franceses. Pero para quienes crean que sigue siendo imprescindible mantener a Le Pen y su partido fuera del poder, conviene hacer una reflexión. La primera vez que su padre, Jean Marie Le Pen, pasó a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales fue en 2002, cuando sólo consiguió el 17,79 por ciento de los votos, un uno por ciento más que en la primera vuelta. En las elecciones de 2017, las primeras en las que se presentó Macron como una nueva solución para Francia al margen de los partidos tradicionales como el Socialista, en cuyo Gobierno había sido ministro, o los gaullistas, Marine Le Pen sacó en segunda vuelta 33,9 por ciento, casi trece puntos más que en la primera vuelta. Y en 2022 logró en segunda vuelta el 41,46 por ciento de los votos, un 18 por ciento más que en la primera vuelta. Es decir, esta Francia sin valores ni principios que tanto gusta promover Macron es cada vez más contestada por los propios franceses.

La noche del 7 de mayo de 2017, cuando Macron ganó la Presidencia por primera vez, subió al estrado al son del himno de Europa. Que un presidente francés apareciese en escena y no sonara La Marsellesa era una verdadera novedad. Confieso que me gustó porque no podía imaginar lo que vendría detrás. Ahora Macron intenta aplicar su propia ideología woke en toda Europa. Y en un momento en que cada vez parece más probable que Donald Trump vuelva a la Casa Blanca y cada vez son más los estados de Estados Unidos en los que se está prohibiendo o restringiendo drásticamente el aborto libre –como el que tenemos en la mayor parte de Europa, empezando por España– Macron ha impuesto el derecho al aborto en la Constitución francesa y ahora en la Carta de Derechos Fundamentales de la UE. Una aberración. A la que se llega partiendo de la falsedad de que el ser concebido carece de derechos porque no tiene vida. ¿Y como puede no tener vida e ir creciendo en el seno materno hasta nacer? En fin, no quiero hacer aquí un alegato de las razones por las que el aborto me parece un crimen. Otros las han enunciado mucho mejor que yo múltiples veces. Lo que sí quiero decir es que cuando una comunidad política integrada por 27 estados soberanos y con casi 450 millones de ciudadanos llega a la degradación de convertir el aborto en un derecho urge diagnosticar el trastorno que padece. Porque todo parece indicar que es grave.

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