Fundado en 1910

02 de julio de 2024

HorizonteRamón Pérez-Maura

Para estar muy orgullosos

Todos los informativos y periódicos destacan la intervención final de la Princesa de Asturias y de la Infanta Sofía. Sí, estuvo muy bien. Pero con eso se ha encubierto que quien tenía la obligación de brindar por el Rey, el presidente del Gobierno allí sentado, guardó silencio y no cumplió con su obligación.

Actualizada 08:34

España tuvo este 19 de junio una gran celebración del décimo aniversario de la proclamación de Don Felipe como Rey de España. Fue un acto sobrio, como es norma en esta democracia parlamentaria en todo lo que tiene que ver con la Corona. Pero creo que la mayoría de la población prefiere este modelo de «monarquía republicana» a lo que sería una «república monárquica» como la francesa, con un protocolo que supera en rigidez, con mucho, al de España. Dicho lo cual, algunas cosas tal vez se podrían hacer un poco mejor.

Lo que vimos ayer en la Plaza de la Armería fue una preciosa parada militar de un cambio de guardia. Lo que rasca un poco es que el Rey y la Princesa de Asturias presidiesen una parada militar vestidos de civiles. Si no se quiere asistir de uniforme a la posterior entrega de condecoraciones –tampoco entiendo por qué– habitaciones hay en el Palacio Real para poder cambiarse.

La concesión de las 19 órdenes del Mérito Civil sin duda reconoció a personalidades de la vida cotidiana que han hecho méritos, con sus vidas no públicas, para ser señalados por el Rey por sus logros personales en unas existencias aparentemente discretas. La vida nada publica de estos ciudadanos a los que reconoció el Rey es una forma de resaltar que todos somos país y es muy bueno, en mi modesta opinión, que el Rey ejercite su derecho a reconocer ciudadanos destacados. Sin discutir que el Rey puede condecorar a quien le parezca oportuno y con la distinción que crea más adecuada, me pregunto por qué en estos tiempos escogen Mérito Civil. Sospecho que el Gobierno prefiere que el Rey otorgue ésa porque la consideran más «progre» que la de Isabel la Católica o la de Carlos III. Es la idiocia que prevalece en este Gobierno que no quiere enterarse de que Mérito Civil fue creada en 1926 por el dictador Primo de Rivera, suprimida por su añorada II República y restaurada por el general Franco al igual que la Orden de Carlos III que también se llevó por delante la II República. Pero el Mérito Civil suena mucho mejor que Isabel la Católica (vade retro, Satana) aunque la creara un dictador y la reestableciera otro.

En conjunto el de ayer fue un acto de reivindicación de la Corona que contó con el claro respaldo de la Comunidad de Madrid y de su Ayuntamiento, pero en el que el Gobierno prácticamente se limitó a estar presente en el acto. En la rueda de prensa del martes tras el Consejo de Ministros la portavoz del Gobierno limitó su felicitación al Rey a una frase que duró 16 segundos. Presente y mirando al suelo cuando el Rey llamó a «discernir lo que es correcto y asumir el coste personal» además de destacar «la importancia de ser coherente con los compromisos asumidos». Sánchez no se dio por enterado. Y el silencio sepulcral del presidente del Gobierno se extendió a los postres. Todos los informativos y periódicos destacan la intervención final de la Princesa de Asturias y de la Infanta Sofía. Sí, estuvo muy bien. Pero con eso se ha encubierto que quien tenía la obligación de brindar por el Rey, el presidente del Gobierno allí sentado a unos centímetros de los Reyes, guardó silencio y no cumplió con su obligación. A nadie sorprende, pero no por ello vamos a ignorar el hecho.

Ayer el mayor reconocimiento de Sanchez al Rey fue la presencia de Begoña Gómez a su lado, blanqueándose. Para eso sí quieren al Monarca. Por lo demás, aunque no sea el mejor momento para recordarlo, por menos de lo que Begoña Gómez tiene ante sí en los tribunales, Sánchez echó de España al Rey Juan Carlos. Ella está imputada, él no lo estuvo nunca. Juan Carlos I se fue al exilio, Begoña al Palacio Real en primera fila. Cuando la Infanta Cristina fue imputada, primero fue apartada de la Familia Real y después perdió el título de duquesa de Palma. Begoña Gómez imputada se sienta en primera fila en el Palacio Real porque a Sánchez le da la gana. Tiene dos varas de medir, en esto como en casi todo.

Comentarios
tracking