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04 de julio de 2024

HorizonteRamón Pérez-Maura

Pedagogía de los siete votos

El diputado de Junts Eduard Pujol, anunció el jueves que «siempre que esté en nuestras manos, no se aprobará ninguna ley que no refuerce y no respete a Cataluña». Más claro no pudo ser

Actualizada 01:30

Hay que reconocer que el independentismo catalán hace sus reclamaciones de frente y por derecho. Y lo que dicen que van a hacer es exactamente lo que pretenden hacer con algunas excepciones bien conocidas, como la huida en el maletero de un coche. Pero también es cierto que cuando se votó la Ley de Amnistía Sánchez proclamó a los cuatro vientos que era una ley para la reconciliación y ellos dijeron sin tapujos ni medias verdades que sólo era un paso más en su camino a la independencia. Y ahí nos hemos reencontrado tras la entrada en vigor de la ley el pasado martes.

El diputado de Junts Eduard Pujol, anunció el jueves que «siempre que esté en nuestras manos, no se aprobará ninguna ley que no refuerce y no respete a Cataluña». Más claro no pudo ser. Lo único relevante es qué se lleva Cataluña de cada ley que se aprueba en el Congreso. Extremadura o Cantabria no se llevarán nada si Cataluña no se lleva lo mismo o más. Nunca menos. Si no es así, el grupo de Junts no votará a favor y a eso le llaman la «pedagogía de los siete votos». También en esto hay una cierta perversión del lenguaje. Pero lo más relevante es que hasta la fecha esto se ha cumplido con rigurosidad. Este Parlamento sólo aprueba las leyes que van en interés de los independentistas. Jamás las que favorecen al conjunto de los españoles.

La cuestión ahora es quién va a presidir la Generalidad de Cataluña y la cosa pinta color teléfono antiguo para el socialista Illa. Sabemos que esperaba un acuerdo con ERC, pero sus potenciales aliados se han ido con Junts y han situado al frente del Parlamento catalán a un independentista que tiene como objetivo hacer todo lo que sea posible para situar a Puigdemont al frente de la Generalidad. Yo creo que no va a poder hacerlo porque los números no dan. Pero también creo que el PSC está igualmente en un callejón sin salida. No creo que el acuerdo con el PP para que se abstuviera y facilitase un Gobierno socialista con el fin de evitar a los independentistas hubiera llevado a ninguna parte. Ya lo hizo el PP el año pasado en el Ayuntamiento de Barcelona y Collboni gobierna hoy con el apoyo de ERC. Pero si el PSC ni siquiera ha tenido la iniciativa de ceder un puesto al PP en la mesa del Parlamento, aunque no fuese más que la secretaría tercera de la Mesa, es porque su aspiración sigue siendo la de gobernar con los independentistas.

Lo más trágico de todo este escenario es que esta traición a España del PSOE en Cataluña apenas ha tenido coste electoral para ellos en números brutos, aunque sí en cifras netas. El PSC perdió en las elecciones europeas un escaño que en realidad representaba dos o tres, pues el Parlamento Europeo ha incrementado su número de diputados en siete. Sobre el terreno no les ha ido tan mal. Pero a día de hoy siguen ganando la batalla porque tienen la sartén cogida por el mango y Sánchez nos tiene a todos los españoles dentro mientras nos fríen con aceite hirviendo.

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