A Sánchez le encanta Alvise
En ese clima populista y antipolítico, Pedro Sánchez está encantado, luchando contra la derecha y la ultraderecha, y usando y manipulando las instituciones como le viene en gana para defender al pueblo de tales amenazas
A Pedro Sánchez le gusta Alvise. Lo mismo que a los medios sanchistas, que han recibido con satisfacción mal disimulada sus 800.000 votos en las elecciones europeas. Sobre todo, porque suponen una división aún mayor del voto de la derecha, y eso es una buena noticia para las posibilidades de continuidad de la izquierda en el poder. Pero a Sánchez también le gusta Alvise porque es un populista, como él mismo, y los populistas se entienden entre ellos. Y se alimentan mutuamente, y Sánchez sabe que no hay nada que le convenga más que un tipo soltando barbaridades contra los políticos, las instituciones y el propio Rey.
La izquierda mantiene sus posiciones de poder en estos momentos con tres elementos, los pactos con los nacionalistas, el miedo a un supuesto desmantelamiento del Estado del bienestar por parte de la derecha, y un clima populista y antipolítico en el que se desenvuelve perfectamente Pedro Sánchez. En ese clima utiliza la Fiscalía, controla el TC, arremete contra los jueces y medios de comunicación críticos, manipula los medios públicos o las encuestas del CIS y demoniza a los partidos de oposición. Cuanto más populismo, más sanchismo, que es la versión populista y radical del socialismo.
Pero la antipolítica que da lugar a los Alvises viene de lejos y tiene muchos responsables. Hace ya décadas que líderes mediáticos, intelectuales y políticos alimentan discursos contra los partidos y los políticos, que son siempre discursos contra las instituciones democráticas. En España, fue sobre todo Pablo Iglesias el que puso de moda lo del pueblo contra la casta, y antes Beppe Grillo en Italia y su Movimiento 5 Estrellas, que bramaba contra los políticos con proclamas muy parecidas a las de Alvise. También decía que había que desmantelar los partidos y acabar con toda financiación pública, pero ahí les tenemos ahora convertidos en partido político y en todas las instituciones de Italia y en el Parlamento Europeo.
Alvise ha prometido donar su sueldo europeo, y vamos a ver cómo cumple su promesa, él y sus dos compañeros europarlamentarios, además de renunciar a cualquier fondo público del Parlamento Europeo. Y, a continuación, vamos a ver también cómo cumple con la total transparencia, y nos explica de qué fondos van a vivir, hacer política nacional y europea, y con qué fondos han hecho campaña electoral. Además de contarnos el programa, que dice que tiene, pero no lo cuenta porque «soy perro viejo».
De momento, consiste en que él mismo va a meter a los políticos en la cárcel, que construirá una macro cárcel en Madrid para esta España llena de criminales, y que irá a Canarias a organizar la resistencia de la sociedad civil contra la inminente invasión de Marruecos. Además de unirse a toda la extrema izquierda con lo del «para qué cojones sirve el Rey». Lo extraordinario es que 800.000 personas hayan votado eso, o que lo hayan hecho sin ni siquiera leerlo, simplemente para protestar contra lo que llaman «el sistema».
En ese clima populista y antipolítico, Pedro Sánchez está encantado, luchando contra la derecha y la ultraderecha, y usando y manipulando las instituciones como le viene en gana para defender al pueblo de tales amenazas. ¿Clima de fango? Es justamente lo que necesita, y los Alvises son de extraordinaria ayuda.