El humanismo del PNV
¿Dónde estaba tu humanismo, Ortuzar, cuando asesinaron a Miguel Ángel Blanco, mataron a niños y embarazadas y a tu correligionario, el constructor Corta? ¿Dónde estaba tu protesta, Pradales? Nunca se escuchó
La historia del PNV, muy especialmente en los tiempos de la República y en la Guerra Civil, no es para sacar pecho. Nunca quedaron claras sus simpatías, incluidos ciertos acercamientos a la Alemania de Hitler. Después, durante el franquismo, gran parte de los que engrosaron la fuerza liderada por Arzalluz fueron entusiastas colaboradores del régimen. Lo peor de todo, sin embargo, fue su cobardía con ETA, especialmente su comprensión con los asesinatos, secuestros, extorsiones y migraciones masivas. Los etarras asesinaban (movían el árbol), y el PNV recogía las nueces, según frase negra del patriarca de la época, Javier Arzalluz. La historia no lo absolverá.
Ahora de repente, un reducido grupo de barcos de la Armada española, el denominado grupo de combate, que lidera el portaaviones Juan Carlos I, se acerca a los muelles de Guecho, en una visita de simple y llana cortesía, y el PNV de Ortuzar y Pradales invoca el humanismo de la sociedad vasca. La carcajada todavía suena con eco. ¿Dónde estaba tu humanismo, Ortuzar, cuando asesinaron a Miguel Ángel Blanco, mataron a niños y embarazadas y a tu correligionario, el constructor Corta? ¿Dónde estaba tu protesta, Pradales?, que nunca se escuchó.
Si algo caracteriza al nacionalismo independentista vasco y catalán es su capacidad para falsificar la historia. En el caso del País Vasco es curioso cómo tratan de practicar la amnesia con Blas de Lezo, Gardoqui, Churruca, Ignacio de Olaeta, Allende y Salazar, Mazarredo, Bastarreche, Belascoain, Leiceaga o el propio Elcano, que no dejo de ser un almirante al servicio de España. Queridos niños, estos políticos que ahora padecéis os engañan. La historia de los vascos y la Marina española es antiquísima y digna de alabanza. Por eso entiendo las colas kilométricas del pasado fin de semana en Guecho. Otra cosa, es que, en el fondo de su patología, algunos nacionalistas vascos se muevan en un cruce de temor reverencial por la potencia de nuestra Armada y la envidia de no poseer capacidad para contar con algo propio de semejante avance y sofisticación.
Conviene recordarles a los vascos de buena voluntad que viven en un país extraordinario, España, que también en materia naval y muy especialmente en barcos de guerra, estamos entre los cinco primeros del mundo, claro que los astilleros se encuentran en otros lugares de esa nación que los caciques que os gobiernan os quieren ocultar.