Crece el escándalo de los ERE
Se les juzgó, se les condenó por las aplastantes evidencias y el Constitucional más desequilibrado de la historia dice que lo blanco es negro
Ya puede Conde-Pumpido y su banda decir que lo blanco es negro que para la ciudadanía española el escándalo de los ERE andaluces se ha convertido en el mega escándalo de la democracia. Nada menos que diez años de instrucción, un número significativo de jueces de toda condición, quince procesos, todas las instancias, incluido el Supremo, encontraron delito de malversación de fondos públicos y va el Constitucional más desequilibrado e izquierdoso que se recuerda y comete atentados contra el propio sentido común. Cándido, ya veo que no estás muy leído, pásate un rato este verano por las páginas de El Criterio de Jaime Balmes, para que te enteres de que Griñán no podía permitir ni tolerar el delito que bajo sus órdenes se cometió. Menudo fin de carrera la tuya, atacando a la Justicia.
Durante años, en el régimen clientelar del socialismo andaluz, dos personas, por cierto, de muy mal carácter ambas, Magdalena Álvarez y Griñán, se dedicaron a firmar transferencias, gracias a las cuales les pagaban cientos de miles de euros a exparlamentarios socialistas vascos, a militantes socialistas madrileños y a altos cargos de la Junta de Andalucía que llegaban a hacer su cálculo de días trabajados desde la fecha de su nacimiento. Toda una gamberrada en la comunidad con más paro de España y que lideraba el paro juvenil de la UE. Esa gansada, que llegó a superar los 600 millones, derivó en la compra de coca, antigüedades, servicios de meretrices y un sinfín de fanfarronadas que llevaron al propio pueblo del chofer de Guerrero, director general de la cuestión, a denominar a su vecino «el ministro», por el desahogo que evidenciaba a la hora de manejar los euros.
El escándalo fue instruido con las garantías judiciales propias de este país, que es de los que más cauciones se toma del mundo en estos procesos. Después fue juzgado por la Audiencia Provincial de Sevilla y ratificadas todas las condenas por el Supremo. Es más, en la sentencia de la Audiencia se deja claro, copió textualmente: «La decisión de dar estas ayudas no partía de la Consejería de Empleo, sino que era una decisión del Gobierno en su conjunto, era una decisión que partía del programa político con el que se habían presentado a las elecciones, según manifestó Gaspar Zarrías, en su declaración al señor magistrado instructor del Tribunal Supremo».
En definitiva, y perdonen la expresión, una chorizada impropia de un país avanzado, democrático. Se les juzgó, se les condenó por las aplastantes evidencias y el Constitucional más desequilibrado de la historia, con siete magistrados de izquierda y ultraizquierda, incluidos antiguos miembros del Gobierno sanchista, dice que lo blanco es negro, que la mañana es noche y que los delincuentes son santos. Por eso el escándalo de los ERE se ha convertido en el mega escándalo, con sus nombres y apellidos.