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Cosas que pasanAlfonso Ussía

Perseguido por Franco

No pretendo abusar de las arcas del Estado, y menos ahora, que están todas en Cataluña. Pero puedo asegurar y aseguro que fui perseguido como presumible marica por el propio General Franco en Zarauz

Actualizada 08:37

Yolanda Díaz pide una paga vitalicia de 825 euros al mes para los gais que digan que fueron perseguidos por Franco. No es necesario mostrar pruebas. Las personas LGTBI que aseguren que sufrieron persecución por autoridades franquistas recibirán de por vida 11.550 euros anuales. Conviene recordar y cabe destacar que las autoridades franquistas no tenían ni puñetera idea del significado de LGTBI.

Ilustración de Barca

Barca

Bien. Por fin me atrevo a salir del armario. Y recuerdo —denuncia aparte—, que una tarde en San Sebastián, concretamente en el Golf de Zarauz, fue el propio Franco el que me persiguió al grito de «¡Ese marica se ha llevado mi bola!». Fue un malentendido, pero me persiguió.

Yo acompañaba a cuatro amigos que se habían cruzado una apuesta. El Jefe del Estado, que había desembarcado aquella mañana de 'El Azor' después de algunos días pescando cachalotes, decidió relajarse. Aún no se había inaugurado el Golf de Urdanibia, en Fuenterrabía, y había que desplazarse hasta Zarauz. En San Juan de Luz, Francia, unos días antes, me entrené dando bolas en el Golf de Chantaco, propiedad de la familia Lacoste, y Catherine Lacoste, que era novia de mi amigo Jaime Prado, me regaló un polo 'Lacoste' rosa fucsia, de gran belleza textil, pero muy atrevido para aquellos tiempos.

Franco jugaba en la partida posterior a la nuestra. Y dio un buen golpe, un nice shot. Se oyeron exclamaciones y vítores surgidos de las gargantas de sus acompañantes. —¡ Bravo, Excelencia! ¡Ni Arnold Palmer!—.

Efectivamente, la bola llegó hasta mi altura, en el centro de la calle. Y decidí sustraerla como un recuerdo de aquel memorable golpe. Así, que ni corto ni perezoso, me adentré en la calle, levanté la bola de Franco, y disimulando el hurto, me alejé canturreando 'Montañas de Guipúzcoa', bello zorcico que aprendí de los 'Chimbos', un grupo musical de la zona.

Ante mi estupor, observé por el rabillo del ojo, al Generalísimo corriendo hacia el lugar del delito al tiempo que gritaba y ordenaba a su guardia. «¡Ese marica de rosa me ha robado la bola!». Tenía toda la razón. Inicié mi carrera de huida y la Policía franquista corrió detrás de mi joven figura durante diez minutos. Es decir, que no sólo fui perseguido por llevar un polo rosa por el franquismo. Fue el propio Franco el que inició mi persecución al grito de «¡Ese marica de rosa!». Prueba concluyente e incontestable. Tengo testigos.

Por ello, y para que conste, solicito formalmente a Yolanda Díaz mis 825 euros mensuales con carácter vitalicio. No fui perseguido por el franquismo, sino por el propio Franco, lo que debe considerarse para que la generosa asignación de Yolanda Díaz se multiplique, al menos, por diez. 8.250 euros mensuales. Un sueldo, merecidísimo, que me ayude a llevar una vida moderadamente 'sostenible' en el último tramo de mi existencia.

No pretendo abusar de las arcas del Estado, y menos ahora, que están todas en Cataluña. Pero puedo asegurar y aseguro que fui perseguido como presumible marica por el propio General Franco en Zarauz. Finalmente, abandoné la bola en un pequeño arroyuelo, me escondí en un bosquejo de helechos, Franco pasó a mi lado sin descubrir mi escondite, y después de tres horas entre hormigas, arañas y garrapatas, pude zafarme del franquismo perseguidor, tomarme un whisky, pedir un taxi y volver a mi casa, donde fui atendido con dedicación y cariño.

Se lo narré, con voz de susurro, a mi hermano Enrique. —Enrique, Franco me ha perseguido mientras me llamaba «marica»—.

Memoria Histórica. Y ahora, la pasta gansa, Yoli. Y sin tardanza.

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