La manta de Aldama
El esperpento está servido: Aldama contando sus cositas, Begoña con sus cuentas y su libro de familia al descubierto, Teresa Ribera explicando su inexplicable pasividad ante la DANA sin vicepresidencia europea, Marisú Montero suplicando a Otegi y Junqueras que le aprueben su saqueo fiscal
En la trena, noviembre es más frío, más gris; invita al recogimiento y a considerar. La manta de la celda 114 del módulo 4 de la prisión de Soto del Real da para lo que da. En la mente de un comisionista que se llevaba pasta pública de lo que sus amiguitos José Luis, Koldo y quién sabe si Begoña Gómez, facilitaban, martillea una pregunta que parece lógica: ¿Este marrón me lo tengo que comer yo solo? Es verdad que Víctor de Aldama está en prisión provisional por levantarse fraudulentamente 182 millones de euros en el sector de hidrocarburos. Pero sabe que detrás de este procedimiento seguirá otro mucho más feo donde hay nombres de campanillas que, curiosamente, pertenecen a personas de máxima confianza del presidente del Gobierno español: su mujer y su número dos en el Gabinete y en el PSOE.
El «nexo corruptor», como le denomina el juez en el sumario, era el perejil de todas esas nutritivas salsas socialistas. Estaba cobrando dinero por la necesidad de mascarillas; pagando a la amiga de Ábalos, Jessi, el ático en la plaza de España, y sufragaba el chalé gaditano de vacaciones del susodicho exministro; llevaba las relaciones públicas de la mano derecha del dictador venezolano, Delcy Rodríguez, y, como postre, negociaba las ayudas a Globalia para que el Estado aflojara casi 500 millones, llevando las gestiones en nombre de Javier Hidalgo, el amigo de la esposa de Sánchez.
El abogado de Aldama, José Antonio Choclán, es un letrado versado en llegar a acuerdos con la Fiscalía a cambio de colaborar con la Justicia: ya lo hizo con Francisco Correa, Cristiano Ronaldo y David Marjaliza, de la Púnica. Así que mañana, tanto el instructor como el Ministerio Fiscal, tendrán oportunidad de recibir información de primera mano sobre el escándalo más vergonzoso de un Gobierno en ejercicio desde que tenemos democracia. El comisionista ya ha trasladado que quiere que Anticorrupción le rebaje la pena, así que algo tendrá que dar a cambio. Sabe mucho. Lo sabe todo de Ábalos –ya publicó El Debate aquel mensaje que le mandó de «resuelvo esto en un segundo»– y de Begoña Gómez en materia de favoritismos. Así que si desembucha puede recibir atenuantes que aminoren su carga penal. Él e Hidalgo han mantenido reuniones con la consorte presidencial, a la que plantearon oportunidades de negocio en los que hacía falta que Moncloa ayudase a Globalia. El propio Ábalos reconoció que habló con Aldama para el rescate de la aerolínea.
Lo que pasa es que al tirar de la manta tus pies pueden quedar al descubierto. En el caso Urdangarin, su amigo Pepote Ballester decidió colaborar porque se vio acorralado, e inculpó al exesposo de la Infanta y a Jaume Matas de los chanchullos de la red corrupta. José Luis Peñas, lo hizo con el caso Gürtel y Marcos Benavent, en el sumario Imelsa. En el de Pujol, la garganta profunda fue la exnuera del corrupto padre del independentismo, y en los ERE dos directivos de Mercasevilla. Sin embargo, cuando Luis Bárcenas dijo que iba a hacer lo propio con el PP, lo sms hicieron daño pero no tanto como él perseguía. Le valió más callar que dejar destapar parte de sus vergüenzas, que eran muchas. Así que para lo de Aldama habrá que esperar 24 horas y saber si la porquería se queda a las puertas del despacho del jefe del Gobierno o entra de lleno.
En todo caso, en Moncloa tienen que seguir atentos a lo que cuente Víctor al juez Ismael Moreno. En el Supremo, también, donde esperan que Ábalos preste voluntariamente declaración, como prometió y no ha hecho. E igualmente en el Congreso, donde su presidenta, Francina Armengol, puede estar involucrada en las gestiones del hoy encarcelado. Y en el Ministerio de Política Territorial, donde el expresidente canario Ángel Vítor Torres igual sale salpicado tras adjudicar tres contratos a dedo, de los que, según los pinchazos telefónicos, cobró comisiones el afanado Aldama.
El esperpento está servido: Aldama contando sus cositas, Begoña con sus cuentas y su libro de familia al descubierto, Teresa Ribera explicando su inexplicable pasividad ante la DANA sin vicepresidencia europea, Marisú Montero suplicando a Otegi y Junqueras que le aprueben su saqueo fiscal, el abogado que le dictó a Sánchez la ley de amnistía sentado en el banquillo con Sito Miñanco y Pedro tomando caipiriñas con Úrsula para intercambiar el apoyo a Ribera por el suyo a otro vicepresidente de los que él denomina ultra. «Esto es la España señores…» que nos cantaría Patxi Andión, dejando un runruneo relajante para algunos intelectos socialistas que les invita a seguir votando a la sopa bofa.
Inteligencia, la de Aldana, que se va a regir por el cuento de 'La media manta'.