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Cartas al director

Pero, ¿vivimos en un país serio?

Ocurre cada disparate en el Gobierno de España que parecen juegos de niños, aunque en los juegos no hay malicia, pero sí la misma informalidad que aquellos. Yo comprendo que el resultado tan negativo en la gestión de ese Gobierno es por su ineptitud y la impericia de sus componentes, en especial de su presidente, pero no descartes una alta dosis de malicia e intencionalidad perversa.

Son innumerables los ejemplos que podíamos señalar, como pueden ser los económicos, laborales, ideológicos, morales, educativos, etc. En el aspecto económico, con observar los resultados comprobamos que el rumbo de nuestra economía va por un camino muy equivocado; es prioritario el enchufismo y el autobombo, sin considerar el negro porvenir que nos aguarda y del que nos costará salir cuando estos mandatarios ya no estén. El laboral es todavía más grave pues las medidas de contratación aprobadas en la reforma laboral así como la persistencia en impuestos altos no animan a crear puestos de trabajo a la iniciativa privada y solo se están creando puestos en la administración pública que requerirá aumentar los gastos del Estado y a su vez aumentar más los impuestos. Es especialmente significativa la manipulación ideológica, para lo que empezó este Gobierno apropiándose de la más importante cadena de televisión y someter, mediante subvenciones, a las demás y a otros medios de información, para poco a poco introducir sus ideas en la mente del pueblo. La obsesión irrefrenable por despreciar la vida (aborto y eutanasia). Los principios morales pretenden erradicarlos de las nuevas generaciones por la perversión de la forma de vivir contraria a la que le infunden sus padres y su alejamiento de los fundamentos cristianos. Con la educación siguen la idea de las tesis morales, pero además con un acusado menosprecio a la calidad de la enseñanza y un afán desmedido de imbuir en el niño las perversas influencias LGTBI y de acercarle lo más posible al erotismo y la sensualidad para esclavizarle en comportamientos impropios de su edad, semejante a la pederastia, pero que en los «que mandan» dicen que no es mala.

No soportan ideología distinta a la suya en los demás y eso les lleva a establecer cordones sanitarios, la calificación de ultra al discrepante y el ataque continuo e insistente en sus medios de comunicación por hechos que, realizados por ellos mismos, no tienen apenas eco en los medios. El partido político Vox es constitucional y muy español, con una gran preocupación por el bienestar del pueblo y absolutamente democrático; pero reprueba con mucha claridad las conductas incorrectas del Gobierno y esto les molesta de tal forma que quieren incluso ilegalizar su existencia. Pero confío en que los españoles entienden que abrazarse a formaciones antiespañolas, indeseables filoterroristas, golpistas y, sobre todo, antidemócratas como Podemos –que difícilmente tendrá algún componente que no esté perseguido por la justicia– es el proceder de fray Mentiras para mantenerse en el poder.

Pablo D. Escolar

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