Cartas al director
Una situación insostenible
A Pedro Sánchez le está ya ocurriendo lo que en el cuento de El traje nuevo del emperador le pasaba al protagonista principal, es decir, al Monarca que, por mor de estar endiosado por sus más próximos pelotas de turno, no era consciente de lo desnudo que se encontraba, sin ropa ni prestigio alguno. En este sentido, tuvo que ser un simple esclavo negro, el que no tenía ya nada que perder, salvo la vida, y no le tenía gran aprecio, el que le manifestara, en su cara y sin tapujos, la cruda realidad, es decir, de su lamentable existencia. Pues bien, alguien tendrá que decirle al presidente del Gobierno que ya es hora de que deje de hacer el payaso de la Moncloa, y perdón por los payasos que son unos grandes y entregados profesionales. Porque ya está bien. No le quieren ni en su Gobierno, sus aliados desconfían del todo en él, se sienten incómodos con un personaje que ha consentido el espionaje y ahora, para defenderse, hasta tiene la poca vergüenza de reconocer que él mismo, hace ya un año, también fue objeto de víctima de eso que se llama Pegasus, que parece una escena del cómic de Mortadelo y Filemón, con la T.I.A. por medio. Es una vergüenza internacional, los aliados de la OTAN están extremadamente preocupados por tenerlo de anfitrión en la Cumbre de Madrid en pocas semanas. O sea, que se tiene que ir y hacerlo ya. El problema es él, y no es solución inmolar a Margarita Robles o a la pobre directora del Centro de Inteligencia español. Que se vaya de una puñetera vez, hombre. O, si no dimite, que lo echen a patadas, como lo hicieron en el famoso Comité Federal del 2016. Que busquen un recambio en el PSOE, que alguien habrá aún con dignidad, capacidad, prestigio y honor, digo yo. O que se interponga una moción de censura instrumental, apoyada por todos los partidos mayoritarios parlamentarios, incluyendo diputados del PSOE. Pero esto ya no se soporta y la encrucijada es: o se le echa o este individuo nefasto se carga a este país. Así de claro.