Fiesta nacional

Como creyente y zaragozano de adopción que soy, el 12 de octubre es para mí, ante todo, el día de Nuestra Señora la Virgen del Pilar. Paralelamente, es nuestra Fiesta Nacional, pero ésta también se podía haber establecido el 25 de Julio, día de Santiago, Patrón de España, si bien quizá lo que hubiese ocurrido entonces es que los no creyentes, o los simplemente laicistas (seguramente con razón), podrían haber argumentado que por qué mezclar festividades de patria y religión, razonamiento que obviamente no procede el 12 de octubre, fecha en la que el Almirante Colón, en nombre de España, culminó la hazaña del Descubrimiento (no Encuentro ni otras denominaciones ridículas) de América.

En tercer y no menos importante lugar, es del día de la Hispanidad y es aquí, sobre todo, donde uno quería llegar. Porque, por razones de tipo profesional de mi buen padre (relacionadas con el origen y nacionalidad del suyo, mi abuelo, quien, por cierto, fue redactor de El Debate entre 1917 y 1936, bajo la dirección de D. Ángel Herrera Oria), yo nací en Manila, sí, en Filipinas, nación de la que casi nadie se acuerda cada 12 de octubre.

Por ello reclamo creo que, con justicia, que el país donde nací sea recordado el día de la Hispanidad como uno más juntamente y con el mismo rango que los hispanoamericanos, incluyendo en éstos a los Estados Unidos de América. No olvidemos que Filipinas, aunque en Asia y no en América, permaneció como parte de España hasta después que Cuba, lo que creo que le da derecho a ser recordada por todos nosotros, los españoles, el Día de la Hispanidad.

Como prueba de la hispanidad de Filipinas, recordaré que es el único país fuera de España y de América, creo que con Israel (por el judeoespañol), que posee Academia de la Lengua Española, aunque lamentablemente el idioma inglés se haya impuesto en las, para mí muy queridas, más de siete mil islas.