Cartas al director
El privilegio comunista
Ser comunista o haberlo sido otorga el privilegio de poder gozar de alta consideración entre gran parte de intelectuales, políticos, periodistas, artistas, medios de comunicación e incluso alguna que otra jerarquía eclesiástica. Da igual que el comunismo, en cualquiera de sus aparentes variadas manifestaciones, constituya una ideología materialista homicida y criminal, causante de más de cien millones de víctimas, en su inmensa mayoría anónimas, olvidadas y conscientemente ignoradas por casi todos. Da igual que los plurales y diversos comunismos hayan cristalizado siempre en terribles dictaduras que acaban persiguiendo y exterminando, no ya a las personas que les dificulten sus objetivos, sino a la propia dignidad, integridad y libertad humana. Da igual que, desde muy temprano, de imponerse allí donde lo hizo, se conocieran sus terribles crímenes y las masivas matanzas de hombres, mujeres y niños. Da igual que sus gerifaltes suelan acabar asesinándose entre ellos o convertidos en magnates oligarcas de inmensas fortunas. ¡Da igual todo! Porque ser o haber sido comunista concede ese caché especial de encontrarnos ante alguien exquisitamente sensible y sumamente preocupado con los padecimientos del planeta y por los seres más desfavorecidos, incluyendo a animales, minerales y plantas. Es lo que hay y así nos va.