Cartas al director
La injusta y torpe justicia
El día 5 de octubre de 2022 se inició el juicio del desastre del tren Alvia en Angrois, Santiago de Compostela, ocurrido hace más de nueve años. Un accidente ferroviario que dejó 80 muertos y unos 150 heridos. ¿Por qué se ha tardado tanto? ¿Y si hubiese muerto el conductor en esos largos nueve años? ¿Por qué en España se puede mentir en un juicio sin recibir castigo por ello? ¿Por qué la justicia no es igual en todos los países democráticos? También hemos leído que se archiva por un error en la instrucción el caso Isofotón, iniciado en el 2015. Otra presunta corrupción de los gobiernos andaluces del PSOE. ¿Por qué se archivan, por error en la instrucción, delitos cometidos, permitiendo que los presuntos culpables se vayan de rositas? ¿Acaso otro juez no puede remediar ese entuerto, consiguiendo que los presuntos culpables sean juzgados?
Cuando, hace años, Pedro Pacheco dijo lo que dijo sobre la justicia, tenía razón. Sigue siendo un cachondeo y, además, torpe e injusta. Prueba de ello, lo que se está liando en la renovación en el Consejo General del Poder Judicial, el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional. Y todo por la politización de los jueces. Con ese tejemaneje, el pueblo está viendo que la justicia no es imparcial, no es autónoma. Esto provoca una falta total de independencia, siendo, muchos de ellos, servidores de su amo. Véase el caso del fiscal general del Estado. «La fiscalía es mía», ¿se acuerdan?
En España, actualmente, hay seis asociaciones judiciales. Unas son conservadoras, otras centristas y otras progresistas, lo que, en román paladino, significa que cada una de ellas son de su pápa y de su máma, y van a su avío. ¿Eso es bueno?, yo creo que no. Un juez, como persona, puede tener la ideología política que quiera, pero, como juez, que tiene que impartir justicia, tiene que ser totalmente independiente. Y los cargos en la judicatura que se asignen por el currículum profesional. Si esto, entre el PP y el PSOE, los dos partidos mayoritarios para gobernar, no son capaces de conseguirlo, entonces sus dirigentes actuales deben dejar la política y dedicarse a otra cosa, porque con su actuación el Estado de derecho se tambalea al no existir separación independiente de poderes.