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Cartas al director

Cervantes en tiempos de desgracias

Leyendo y releyendo su Quijote. El gran escritor, que tuvo una vida aventurera y llena de necesidades, mala fortuna y escaseces económicas, nos dice que más vale el buen nombre que las muchas riquezas; sin embargo, se comprueba, como él lo hizo, que normalmente se santifican el dinero y el vicio, con la penosa sensación de que la bondad, el buen nombre y la virtud, nunca han estado de moda. La resignación y la esperanza cervantinas como premisas del buen vivir, pensando que mientras se gana algo no se pierde nada. Don Miguel padeció injustamente la cárcel y habla de la caridad como contrapeso a la justicia y de que no hay que cargar todo el rigor de la ley al delincuente, «que no es mejor la fama del juez riguroso que la del compasivo». En estos tiempos tan convulsos y calamitosos no viene mal la sabiduría y profundidad de la magistral obra literaria de Cervantes. La resignación ante lo trunco de la vida y también el aferramiento a ella. «El tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan y, con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir». La alegría, incluso a las puertas de la muerte. «Adiós, gracias; adiós, donaire; adiós, regocijados amigos. Que yo me voy muriendo y deseando veros presto contentos en la otra vida». Cervantes, ejemplo de vida, de paciencia y resignación cristiana ante las adversidades, de sabiduría y sensibilidad, y de plena aceptación de lo inevitable. Cervantes, bálsamo ideal en tiempos de desgracias.

José Fuentes Miranda

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