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Cartas al director

Segregación progresista

Todo empezó a finales del año 2004 con la aprobación de aquella ley de violencia de género que invirtió la carga de la prueba y condenaba a todo hombre acusado de violencia contra la mujer mientras no demostrara su inocencia. Y la guinda ha llegado este año 2023 con las declaraciones de la secretaria de Estado de Igualdad, la señora Ángela Rodríguez 'Pam', que se escandaliza por la dependencia sexual que tienen las mujeres respecto a los hombres y además acusa a muchos de ellos de ser unos violadores en potencia.

Ya se ve a dónde nos va a llevar esta defensa a ultranza de la mujer, a esa repulsión de todo lo varonil que hasta plantea la feminización de los hombres: a la modificación de urgencia de la Lomloe.

Un Gobierno que presume de ser el más feminista de la Historia de España, que está convencido del riesgo que corren las mujeres cuando se acercan sin cautelas a cualquier hombre, que se siente obligado a legislar en su defensa y a darles consejos prácticos sobre su vida íntima tiene que comenzar la casa por los cimientos. Por lo que va a promocionar, desde la guardería y hasta el bachillerato, que todos los centros educativos, tanto públicos como privados, sean diferenciados. La idea es que en un plazo razonable se segregue a los niños y jóvenes varones en centros específicos y que las niñas y jóvenes féminas reciban una educación diferenciada en otros colegios. Vista la situación actual del hombre respecto a la mujer, no cabe hacer esa distinción por sexos en una misma escuela, pues los niños y las niñas no deben coincidir ni en la hora del patio y mucho menos al medio día, durante la comida y posterior tiempo libre para actividades extraescolares.

La cuestión es si a la ministra de Educación, la maestra Pilar Alegría, le dará tiempo, con unas elecciones a la vuela de la esquina, a plantear de urgencia esa modificación de la Ley de Educación. De no ser así, seguro que en el programa socialista para las próximas elecciones generales aparecerá plasmada esta propuesta de segregación y diferenciación feminista y progresista. ¡Seguro que sí!

Jesús Asensi Vendrell

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