Uso sibilino del sector público

El sector público aumenta en 273.000 personas el número de empleados desde 2019, el Estado acapara el 55 por ciento de los empleos, el sanchismo está acaparando las instituciones estatales… son noticias muy actuales, pero también lo son el hecho de que hay que pedir cita para resolver cualquier gestión, puede que podamos llegar al surrealismo salvaje de «pedir cita para pedir cita»; o que el ciudadano, cada vez más, tiene que autogestionar sus asuntos a través de internet con el añadido de que está disminuyendo de forma alarmante el número de administrados.

¿Cómo podríamos entender esta contradicción? ¿Una manera sibilina de disimular las verdaderas cifras del paro? ¿Montar una macroadministración cuyo único cometido sea controlar al ciudadano? ¿Hacer que el ciudadano dependa cada vez más del Estado? Estas dos últimas preguntas, por cierto, van directamente asociadas a ciertos regímenes conocidos y en modo alguno deseados.

Creo, sinceramente, que de forma interesada y muy directa, demasiado directa, el Estado está dejando de servir al ciudadano para pasar a utilizar al ciudadano en su propio interés al mismo tiempo que se crea en él un grado de dependencia tal que la palabra «sumisión» podría definir mejor la situación.