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Cartas al director

Y ya, si eso, trabajo

Veo con perplejidad la ola de menosprecio al trabajo que insuflada por ideologías de izquierdas viene calando en la sociedad. Nada que objetar a las mejoras de las condiciones laborales y los planes de conciliación familiar y laboral. Eso significa avances sociales. Pero lo que no es de recibo es que se estén sacando, de continuo, pretextos de la manga para ningunear la actividad más vital de una sociedad sana: el trabajo. En su ejercicio, las personas se realizan profesionalmente, aportan a la sociedad lo que producen y se benefician recíprocamente de lo que otros le dan en forma de servicios o productos. De ahí salen las cotizaciones e impuestos, que bien administrados, ayudan a mejorar la vida de los ciudadanos y a pagar las pensiones. Pero hay mucho aprovechado que se apunta al absentismo a la menor oportunidad. Quiero creer que éstos son muchos menos que los trabajadores honrados y cumplidores. En cualquier caso, un millón de personas faltan al trabajo cada día. En los Centros de Salud se exhibe una nota exhortando a los pacientes a que no abusen de las bajas médicas. En los últimos años, se están pidiendo bajas por «no encontrarte bien», por menstruaciones dolorosas, por acompañar a un familiar a hacer gestiones, por asuntos propios al estilo de los «moscosos» de los funcionarios, por no tener con quien dejar hoy al niño, etc. En esta línea, ya estamos probando la semana de cuatro días laborables, imposible de aplicar en muchos sectores. Y así va nuestra productividad nacional. En los últimos 10 años, la media de la Unión Europea ha crecido 19 puntos. En España 8. No estaría de más que las instituciones gubernamentales hicieran campaña, si no les importa, alabando la dignidad del trabajo.

Agustín del Pino

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