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Cartas al director

La concordia

Una guerra civil entraña la ruptura de la concordia y la libertad. No hubo verdadera libertad ni bajo el Frente Popular de la República ni bajo el franquismo. La libertad ya había muerto con la discordia.

Ahora todo por la concordia, que es reparto (hasta de papeles) y el reparto es corrupción. ¡Unión, pacto, acuerdo! Que es el arte de presentar a los ciudadanos ilusión por realidades, pacto de poder y engaño, con la consiguiente desmoralización popular.

Hombres que se odian mutuamente sin nada en común, más que su pertenencia al patriarcado de la corrupción, una oligarquía de desesperados que quieren vivir sin hacer nada para el bien común de todos los ciudadanos. Que o gobiernan o mueren. Quienes votan a los que quieren gobernar o morir por sus ideas se saben «imperdonables» por eso su defensa a ultranza de la situación, que pagaran la ruina de todos con su voto.

Deber: es un don de gente que quiere pagar sus deudas, y la de España es terrorífica, (para varias generaciones). Quizás ha llegado el momento de pagarla, a lo mejor la UE nos hace un quita y pon. Ya que España es un Estado «deconstruido» y una Nación desnacionalizada, y nos pueden mandar como se puede financiar, con la recaudación de un euro por cada vez que digan «progresista» del progreso o retroceso para tener más deuda.

Nadie habla o escucha a nadie sino es para reforzar sus ideas del pensamiento único. Estamos invadidos de pesimismo. La alegría es un deber, el optimismo una necesidad, pero hay silencios que matan, vivimos instalados en un sepulcral mutismo que nos tiene asustados, que nadie sepa nada, que transcurran negociaciones de personas que nos quieren gobernar en la más absoluta opacidad, con encuentros clandestinos con presos y sátrapas marroquíes. Da miedo. Para estos, la pobreza es una mentira, la virtud una torpeza, la igualdad no existe, la unión no tiene fuerza. Y todo principio un simple expediente de concordia sin contenido, nada más que la distracción de las masas «progresistas» para que vuelva la discordia. Y echar la culpa a otros, para evadir sus responsabilidades.

Esto es lo que tenemos y lo que puede suceder por la falta de concordia...

Maximo de la Peña Bermejo

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