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Leo en algunos medios de comunicación que su Majestad, el Rey Felipe VI, en el acto de la promesa al cargo del señor Sánchez como nuevo presidente del Gobierno, en todo momento, ha mantenido un gesto serio.

Vistas posteriormente las imágenes de la promesa al cargo del señor Sánchez, efectivamente pude observar que su Majestad, durante todo el acto, mantuvo una actitud muy seria; es más, me atrevería a decir que, en su cara, se notaba una preocupación y tristeza que jamás había detectado en actos similares.

Señor, le comprendo, comprendo perfectamente su preocupación por la situación actual en España. Entiendo su estado de ánimo, tras haber tenido que firmar en el BOE el nombramiento del señor Sánchez como nuevo presidente del Gobierno. Ha acatado Usted, al igual que lo hemos hecho los españoles, lo votado en el Congreso de los Diputados; pero ¡ojo!, y que no se nos olvide, el señor Sánchez ha sido investido presidente con los votos de los separatistas catalanes y vascos a cambio de vergonzosas concesiones para España. Tengamos presente que los votos estos «socios» de legislatura proceden de partidos políticos que reniegan la Constitución de 1978 y no reconocen la figura de su Majestad, como su Rey; todo esto, además, con el beneplácito y connivencia del señor Sánchez. Sí, con la conformidad del actual presidente del Gobierno de España, de esa persona que acababa de prometer lealtad al Rey, y guardar hacer guardar la Constitución.

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