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Cartas al director

Canción para un pueblo bravo

Cuando menos, las elecciones venezolanas están sirviendo para acrecentar el hostigamiento internacional, al régimen que se erige fraudulentamente por autoafirmación en detentador de la autoridad. Ahora proclama también la inversión penitenciaria en cárceles de alta seguridad, en las que los prisioneros puedan ser productivos laboralmente en aras de su reeducación. O sea, su encierro en campos de concentración hasta su reconversión ideológica al color rojo. El problema de los prisioneros venezolanos no es su supuesta criminalidad, en un régimen desprovisto en el que solo los vinculados al régimen gozan de prebendas.

El problema es, como en todas las prisiones de los regímenes totalitarios, la permutación de los convictos al régimen ideológico dominante, resultando menor en este caso que seas o no chorizo. Decisiones penitenciarias como ésta, ponen de manifiesto el descompuesto talante del régimen de Maduro. Decisiones como ésta, apuntan al tipo de calidad humana de quien las dicta. Decisiones tal que así, inciden en el tipo y relieve de las personas que le apoyan. Decisiones de esta catadura alimentan la desgracia de un pueblo donde no se puede vivir. Dice una canción de los cerros, canción mansa para un pueblo bravo, que al chivo sumiso siempre lo arrean; y eso no pasa si es montaraz.

Enrique López de Turiso

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