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Cartas al director

La obsesión por el estrés posvacacional

Todos los años cuando terminan las vacaciones, mayoritariamente cuando termina el mes de agosto, me sorprende una enormidad, al parecer, expertos en todos los medios televisivos, dan lecciones muy determinantes sobre la ansiedad, apatía y los cambios que suelen experimentar las personas después del periodo vacacional. Un enorme vacío, dejando leyendas que, unas veces y sin razón clínica, son absurdas, otras excesivas y fuera de un argumento real.

El presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad, dijo en su día: «Apenas hay demanda de atención psicológica o médica y la investigación sobre este tema brilla poner su ausencia». El checo Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis posee muchas pruebas rechazadas por autores sobre la psique humana.

El volver al trabajo después de este periodo de inactividad laboral lo tomamos como si volver al trabajo fuese un suicidio, cuando volver a trabajar nos dará bienestar para uno mismo y su familia. En mis cincuenta años de trabajo, cuando volvía de vacaciones lo veía con alegría, deseando ver al resto de mi familia, mis asiduos amigos y parroquianos. Mi «ansiedad» se transformaba en esa tranquilidad en volver al trabajo. Lo veía como cosa natural, no como ahora, que se dice: hay que cargar las pilas. El estrés lo tendrán los parados, esos sí que tendrían ansiedad, angustia y preocupación por los suyos. Esos sí que tendrán obsesión y estrés por no tener un trabajo.

José Medina Pedregosa

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