Gracias, señora Perelló

Su nombramiento y su toma de posesión como presidenta del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, nos ha revitalizado a muchos de los españoles que estábamos sumidos en una gran tristeza y agonía, por los tiempos que estábamos viviendo, vivimos y llegaremos a vivir. Su rotunda manifestación de que «ningún poder del Estado puede dar instrucciones a los jueces», nos llena de orgullo, satisfacción y tranquilidad.

La seriedad, profesionalidad y convicción en las manifestaciones de su discurso de investidura, nos da la tranquilidad de la que veníamos deseando y pidiendo desde hace años. Estamos seguros y así lo deseamos, que usted sea capaz de frenar esas invasiones políticas del sector sanchista y sus acólitos, sobre como deben actuar los jueces y magistrados. Ya esta bien de politizar todas aquellas instituciones que tienen sus líneas marcadas en el bien común de todos los españoles y que, por fin, haya una dirección que defienda esa línea y que sea capaz de marcar la ruta correcta.

Mucho ánimo, mucha suerte y a los que somos españoles de verdad, nos tendrá siempre a su lado. Agradecemos su rigor manifestado y su voluntad de trabajar para conseguir el objetivo de la serenidad y seriedad, que los asuntos jurídicos pendientes, en retraso o abiertos, merecen.