Defensores de las minorías

Proliferan en estos últimos tiempos defensores a diestro y siniestro y a ultranza de los derechos de las minorías. Si de lógica aplastante resulta defender a los débiles y necesitados, la actitud diametralmente opuesta es aprovecharse de sus carencias: cualquier individuo, perteneciente o no a grupos minoritarios, debería gozar de la totalidad de derechos existentes sobre las personas..., pero la terca realidad corretea por otros senderos. De ahí el elogio a aquellas ONG que llevan décadas batallando en ese esfuerzo. Sin embargo otras, con una 'de boquilla' aparente numantina defensa de esos mismos o parecidos derechos, creadas incluso ex profeso y a bote pronto para... y por la puerta de atrás... de boquilla... recibir subvenciones que sufraguen su 'desmesurada labor', sobran de principio a fin.

Hoy, en estos desangelados mundos se respira tanta y tan variada hipocresía que si no fuéramos terrestres habría que clamar al cielo, pero como lo somos –terrestres y no celestes– no sobra recurrir al castizo refranero cuando asevera que «del dicho al hecho hay mucho trecho» para cerciorarse de quién dice qué, cuándo y de qué manera, porque tampoco está demás colegir, quienes trabajan y cooperan por llevar sustentos a los que por diversas razones carecen de ellos, de quienes 'de boquilla' y mediante mensajes solidarios grandilocuentes, amparándose en necesidades reales, sólo se aprovechan en beneficio propio de las circunstancias.