Cartas al director
Parcialmente imprevisible y respuesta tardía
La alerta llegó tarde y fue insuficiente. La buena voluntad está presente pero la DANA y el incendio en Campanar constatan que los mecanismos de prevención y seguridad fallan y merecen una revisión ipso facto. La imprevisibilidad también jugó un aspecto clave y dificultó la decisión de avisar con mayor antelación. Los trabajos ahora están siendo ininterrumpidos y eficaces.
Más allá de los esfuerzos inmediatos, la gestión de mecanismos de ayuda futuros y la planificación urbana serán claves para evaluar la acción política tanto a nivel central como autonómico con tal de atajar e impedir desbordamientos en aquellas zonas de España donde sean más propensas a darse estas situaciones.
Es imprescindible renovar ecosistemas naturales como pantanos y humedales que permitan absorber mayor cantidad de agua, así como la construcción de cauces, canales de desvíos y diques. Se deberá apostar de forma decidida por invertir en infraestructura de drenaje tales como alcantarillados y desagües con tal de evitar que se produzcan desbordes de agua hacia áreas urbanas.
Merece la pena invertir más allá de la capa interna de la M-30, B-30 o V-30. La ciudad de Valencia y municipios dentro de la V-30 apenas se han visto afectados, en cambio, el área metropolitana colindante fuera de la V-30 ha sido gravemente damnificada, junto otras zonas del interior de la provincia. Esto es un reflejo, en parte, de la escasez de inversiones que sufre el extrarradio de las grandes ciudades y será necesaria también una reflexión profunda al respecto.
Urge la aplicación de medidas excepcionales de forma rápida, eficaz y bien planificada. Esperemos que los actuales administradores y sus decisiones actúen de forma coordinada y enfocados en la prevención en vez de utilizar la catástrofe como arma para obtener rédito político. Muchas vidas se han perdido y frente a ello no cabe la confrontación.