Cartas al director
El que mata o manda matar es un asesino
Parece que cuando un mandatario ordena una matanza de seres humanos, sea cual sea la razón, hay que acatar su decisión y justificarla de la forma más conveniente. Cada día se opera más de esta forma en nuestro mundo y los asesinos se crecen, se envalentonan y nos miran con caras de «perdonavidas» para que le agradezcamos que no nos mande matar a nosotros. Se amparan en los poderes conseguidos tras fabricar horribles máquinas de matar y destruir. No se avergüenzan en absoluto de su actitud con los asesinados.
Muy cerca de nosotros, un mandatario sin escrúpulos decidió un día que tenía que matar a gran cantidad de personas para él alcanzar más poder. Sacrifica, hasta el momento, unos 280.000 seres humanos (algunos afirman que son muchos más), dejando heridos a unos 800.000 y a toda la población de un país con limitaciones, destrucciones, incomodidades de todo tipo y mucho dolor, pero nadie le tose.
Afirma Antony Blinken en la cumbre de la OSCE que Vladimir Putin encarna un proyecto imperialista con el objetivo de borrar del mapa a Ucrania. ¿Y para esto no le importa semejante agresión contra la especie humana y la destrucción que origina? Además, durante los 24 años de liderazgo de Putin, en Rusia han tenido lugar varios asesinatos políticos y muertes en extrañas circunstancias de numerosos activistas y defensores de los derechos humanos.