Cartas al director
Pagando por Sánchez
De todas las divisiones sociales que ha conseguido Pedro Sánchez, probablemente la más lograda es la que nos divide entre los que pagan y los que cobran. Colectivos como inmigrantes, nacionalistas, funcionarios, pensionistas e incluso mujeres, se autoperciben como protegidos por el régimen al que entregan alegremente su voto a cambio de seguridad. Ya saben, son «de los nuestros». Al otro lado del muro, los que pagan: agricultores, pescadores, ganaderos, autónomos y pequeñas empresas y los asalariados. Esos, voten lo que voten, sostienen el país sobre sus espaldas. Pagan todos los compromisos que asume Pedro Sánchez cuando saca la chequera. Pagan los cuadros del Centro Nacional de Oncología, los despropósitos del ministro anticultura, las subvenciones al cine políticamente correcto, los sueldos de los miles de asesores y comités que se dicen científicos; pagan la financiación y la deuda catalana y los privilegios vascos. Desde ya y hasta el 31 de diciembre de 2030, todos los españolitos que pagan también abonarán la «renta de mercado» del palacete parisino que Sánchez ha regalado al PNV, con inquilino. Es la sede del Instituto Cervantes en París. No sabemos todo lo que pagamos pero estaría muy bien que todo fuera al bien común. Como estaría España si así fuese...