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Cartas al director

La esperanza y los sueños

Hoy escribo desde la esperanza que es un don y al mismo tiempo una dificultad. Me ayuda a avanzar, pero también me carga de expectación y ansiedad cuando sueño. Nací en una familia religiosa de los campos de Castilla, con mucha fe en los demás y en su tierra en un mundo poco fácil, entré en un colegio con nombre de santo donde aprendí lo justo, algunas cosas buenas y otras no tanto. A partir de ahí, busqué mi camino en el que siempre ha habido una relación con la fe y la esperanza que me enseñaron. Incluso de una forma más presente que en estos tiempos que vivimos, sin fe ni principios.

Dejemos atrás la tristeza, mañana brillará la luz del sol y grandes luces alumbraran los campos de Castilla y de toda España donde fluye la luz de la esperanza. Reunamos en la tierra la esperanza y los sueños. Paremos ese tren que lleva santos y pecadores, lleva perdedores y triunfadores, lleva trileros y jugadores, lleva almas llenas de mentiras y engaños. Ese tren lleva corazones rotos, ladrones y corruptores.

Y dulces almas perdidas.

Busquemos otro tren de todos abordo. La fe será recompensada. Todos tenemos un sitio, en ese lugar para la esperanza. Da igual quien hayas sido y como has vivido, en este tren tienes tu sitio. Hoy procura que no te lo quite nadie, ni tu tren, ni tu esperanza y tus sueños. Y menos un poder sin fe, donde todos los problemas los aborda sin ruedas porque no le importa nadie que tenga esperanza…

Maximo de la Peña Bermejo

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