¿Hasta cuándo Pedro Sánchez?
En todo caso no estaría de más que dado el incierto panorama que nos espera, las dos fuerzas de la derecha se preparasen de una vez por todas para afinar su relación y ser capaces de enhebrar un futuro programa de gobierno que saque al país del atolladero en que se encuentra
Estaremos de acuerdo en que Pedro Sánchez se ha convertido hoy para España en una auténtica pesadilla. No se habla a todas horas más que del futuro del presidente del Gobierno y de cuánto tiempo va a durar su permanencia en la Moncloa. Que Sánchez está siendo un pésimo presidente del Gobierno que está causando a España un daño infinito, pienso que está fuera de toda duda. Se comporta como un náufrago en medio de un océano de corrupción. Está un día sí y otro también acosado políticamente en el parlamento defendiéndose con toda clase de artimañas y flagrantes mentiras. Ya no puede salir a la calle porque es agredido verbalmente y pitado con reiteración en público. Su familia se encuentra en estos últimos tiempos en la picota pues su mujer y su hermano andan envueltos en turbios asuntos que siguen pendientes de una explicación convincente. Su partido, permanece encorajinado a la defensiva, utilizando habitualmente argumentos gruesos de mal estilo aferrado a los malabarismos de su secretario general para resistir y tratar de mantenerse en pie.
En estas condiciones ¿Qué se puede hacer para acabar y pasar página con quien está destruyendo las instituciones democráticas del país, su prestigio internacional y sus posibilidades de futuro? ¿Cómo podría caer de una vez Sánchez para podernos librar de esta pesadilla que nos persigue y que está agotando las energías del país?
Repasemos pues los posibles escenarios que podrían llevar a la caída definitiva de este aventurero que nos ha tocado en suerte.
1.- Sánchez podría caer si alguna de las cuatro patas en que apoya su mesa presidencial un día finalmente fallara. Esas cuatro patas se llaman Junts, PNV, Esquerra y Bildu. ¿Pero, qué interés podrían tener estas fuerzas políticas en derribar a quien están exprimiendo y obteniendo de él suculentas prebendas continuamente? Ciertamente ninguno. Cuanto más débil se encuentre Sánchez mejor para ellos, más los necesita y por tanto el botín que reciben será cada vez mayor pues la presidencia del gobierno depende de ellos. Sería un verdadero milagro que alguno de los cuatro miembros de la banda quisiera forzar un cambio de gobierno que les resulta hasta ahora tan favorable. Yo no lo espero.
2.- Sánchez, en efecto, podría igualmente caer si en el seno de su partido surgiera cualquier pequeño movimiento de contestación que lo tumbara en el propio parlamento. Son pocos los diputados necesarios para ello, pero el PSOE para los socialistas es como para un católico la propia Iglesia. Al católico le podrá gustar más o menos el Papa en cada momento, pero un católico nunca se dará de baja de la Iglesia por mal que lo haga el Papa de turno. Por eso creo que ningún parlamentario del PSOE se atreverá nunca a desbancar a su secretario general para dar paso a un gobierno de la derecha. Eso no está en el ADN de ningún socialista. Los movimientos que existen en estos momentos en el seno del PSOE miran más al futuro que al presente. Unos y otros están preparando ya el post-sanchismo situándose para el futuro inmediato de una socialdemocracia que habrá de restaurarse. El propio Felipe González que posiblemente tendría la fuerza y la autoridad para hacer frente a Sánchez no se atreve y no hay más que ver como mide sus palabras respondiendo con circunloquios para no chocar frontalmente con el que es el secretario general de su partido. Poca esperanza pues sobre la contestación interna dentro del PSOE.
3.- Habría también otra posibilidad que me parece muy remota pero que en un caso extremo podría ser viable. Me refiero a un hipotético movimiento en las altas esferas internacionales para alejarlo del poder dándole algún premio de consolación. De ello se ha hablado en otros momentos, pero la idea no cuajó y hoy no me parece realista. El sueño de una posible venganza de Israel –con fuertes terminales internacionales de poder– dolido por los movimientos de Sánchez en el tema palestino no parece que tenga posibilidades de éxito, aunque no conviene olvidar que el que la hace la acaba pagando y los judíos por lo general ni olvidan ni perdonan.
4.- Queda por último una no despreciable posibilidad y es que Sánchez exhausto y acosado por los muchos frentes que tiene abiertos por parte de la Justicia se rinda y tire la toalla. Las investigaciones en curso que afectan a distintas personalidades del Estado vinculadas a su partido, junto a todo lo que se relaciona con su propia familia podrían llevar a Sánchez a la conclusión de que tal y como están las cosas sería mejor para él dimitir y convocar unas elecciones generales que la derecha, por otra parte, no tiene al día de hoy del todo ganadas. Se me dirá que la presidencia del Gobierno es su mejor escudo protector y que al abandonar la Moncloa su persona quedaría en una situación de vulnerabilidad manifiesta. Pero él puede pensar –dada su osadía manifiesta– que a lo mejor probando una vez más su suerte podría en unas nuevas elecciones revalidar su mandato. La falta de entendimiento y continuos roces en el campo de la derecha junto a un Partido Popular siempre vacilante podría llegar a convencerle de que a lo mejor una disolución de las Cortes no fuera finalmente la peor de las soluciones para él. Mientras deshoja la margarita sobre lo que más conviene a su real persona bueno será reconocer que ante este tipo de situaciones el 'factor humano' acaba a veces resolviendo el dilema de la forma más imprevisible.
En todo caso no estaría de más que dado el incierto panorama que nos espera, las dos fuerzas de la derecha se preparasen de una vez por todas para afinar su relación y ser capaces de enhebrar un futuro programa de gobierno que saque al país del atolladero en que se encuentra.
- Ignacio Camuñas Solís fue ministro para las Relaciones con las Cortes (1977-1979)