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TribunaLuis Peral

La cultura de la Defensa en la educación (II)

Un objetivo deseable sería que todos los jóvenes españoles entre los 12 y los 18 años visitasen, al menos una vez durante su educación secundaria (ESO, Bachillerato o Formación Profesional de Grado Medio), una unidad militar

Actualizada 09:19

Como afirmaba en la primera parte de este artículo, al igual que otros valores cívicos, como el patriotismo y el respeto de los derechos humanos, la cultura de la seguridad y la defensa debe promoverse desde el sistema educativo.

Es imprescindible explicar en las aulas el papel preventivo que las Fuerzas Armadas representan frente a las amenazas para la democracia, para nuestras instituciones y para la seguridad de los ciudadanos que hoy existen en un mundo cada vez más globalizado.

Ya los romanos decían: «Si vis pacem, para bellum» (si quieres la paz, prepara la guerra), en máxima atribuida a Flavio Vegecio Renato, que 17 siglos después conserva su plena validez.

Por otra parte, la participación de las Fuerzas Armadas en misiones de estabilización y seguridad en los conflictos internacionales, así como en las de carácter humanitario, constituye una realidad irrenunciable en el mundo de hoy, si queremos que este sea más justo y humano, y así debe tratarse en el sistema educativo.

Las Naciones Unidas han consagrado desde el año 2005 el principio de la responsabilidad de proteger, por el que incumbe a los Estados la responsabilidad de proteger a sus habitantes contra el genocidio, los crímenes de guerra, la depuración étnica y los crímenes de lesa humanidad, así como de la incitación a ellos, al tiempo que la comunidad internacional tiene la responsabilidad de utilizar los medios diplomáticos, humanitarios y otros medios apropiados, incluyendo los militares, para proteger a las poblaciones de esos crímenes, de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas.

En el enfoque transversal de la cultura de la seguridad y la defensa en la Educación Secundaria y Universitaria hay que incluir aspectos de especial relevancia:

  • El impacto en la economía de las políticas de seguridad y defensa, tanto en lo referente a la producción industrial (2,7 por ciento del PIB industrial español), a la creación de empleo (94.000 empleos directos e indirectos en la industria militar) y a las exportaciones que generan (75 por ciento de la cifra de negocio de dicho sector industrial), como en la proyección exterior política y económica de España.

  • La investigación y desarrollo en la industria de Defensa (8 por ciento de su cifra de negocios). Transferencia de tecnología. Utilidad civil de innovaciones militares: radar, sonar, internet, GPS, vehículos todoterreno, drones, exoesqueletos, sistemas de visión nocturna, tecnología de ultrasonidos, vidrio laminado, etc.

Se debe estudiar la posibilidad de implantación en España de la experiencia francesa –iniciada en 1998, con la supresión del servicio militar obligatorio– de la Journée Défense et Citoyenneté (JDC), Jornada Defensa y Ciudadanía, denominada hasta 2011 Journée d'appel de préparation à la défense (JAPD).

La JDC, obligatoria para los jóvenes franceses de 17 a 25 años, tiene como objetivo exponerles la vinculación entre la ciudadanía y la defensa, explicarles los problemas geopolíticos a los que se enfrenta Francia, la organización de sus fuerzas armadas y animarles a incorporarse a éstas, a la reserva militar y al Service Civique.

La JDC cumple un papel importante en el refuerzo de la relación entre las fuerzas armadas y la población civil. Tras la JDC se entrega a los jóvenes un certificado individual de participación, que les será requerido para múltiples procedimientos administrativos: permiso de conducir, inscripción en la universidad, oposiciones a la función pública, etc.

Una experiencia semejante podría iniciarse en España de forma progresiva y voluntaria para los centros educativos, en los que militares de los distintos Ejércitos explicasen el papel de la Fuerzas Armadas en un Estado democrático, los riesgos que amenazan la seguridad de España en un mundo globalizado, la organización de nuestras Fuerzas Armadas, su participación en misiones internacionales, así como las oportunidades profesionales que ofrecen a los jóvenes. Lo ideal sería celebrar estas jornadas en unidades militares, donde, además de las presentaciones anteriores, pudieran los jóvenes conocer de cerca materiales y equipos explicados por soldados o marinos, de una edad muy próxima a la suya.

Un objetivo deseable sería que todos los jóvenes españoles entre los 12 y los 18 años visitasen, al menos una vez durante su educación secundaria (ESO, Bachillerato o Formación Profesional de Grado Medio), una unidad militar.

De esta forma, al tiempo que nuestros jóvenes conocerían mejor la gloriosa historia militar de su patria, adquirirían los conocimientos imprescindibles para valorar y apoyar, como ciudadanos y contribuyentes, la importancia que la defensa y la seguridad tienen en una sociedad democrática que hoy tiene que hacer frente a muy serias amenazas.

  • Luis Peral Guerra es doctor en Historia y diplomado del Curso de Defensa Nacional (CESEDEN)
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