Beatificado por el papa Francisco
Pino Puglisi, el cura que se enfrentó a la mafia
El sacerdote fue asesinado después de denunciar la corrupción de la juventud en los barrios de Palermo
Me lo esperaba. Esas fueron las últimas palabras de don Pino Puglisi, sacerdote asesinado en 1993 en Palermo (Sicilia), antes de recibir el tiro de gracia. Su asesino confeso, perteneciente a la Cosa Nostra, asegura que antes de morir esbozó una sonrisa. Era el 15 de septiembre de 1993, el día de su cumpleaños.
El recuerdo de la figura de don Pino no es un mero homenaje al pasado. Representa un símbolo necesario para cambiar el presente y mirar al futuro. La mafia sigue activa en toda Italia, castigando especialmente Sicilia y Calabria y bloqueando cualquier iniciativa de desarrollo. Según uno de los máximos expertos policiales en mafia, Renato Cortese, «Cosa Nostra tiene la capacidad de regenerarse continuamente».
La Iglesia juega un papel activo en la lucha contra una criminalidad que se asocia con personajes del mundo político o empresarial gracias a la masonería. Tanto en Sicilia como en Calabria, la Iglesia se presenta como la única institución fiable a la hora de emprender cualquier proyecto de desarrollo.
Tuve la oportunidad de comprobar esta realidad en una localidad de Calabria, castigada por la Ndanghreta. Allí, un simple párroco ha puesto en marcha un centro para discapacitados, así como una estructura hostelera en la que ofrecen empleo a exreclusos. El respaldo popular se apreciaba en un homenaje por sus 50 años de sacerdocio, con más de 200 personas en la plaza de Palmi.
El asesino del sacerdote don Pino Puglisi, detenido años después del crimen, aseguró que, antes de disparar, la víctima lo miró con una sonrisa. Tras su detención, el mafioso colaboró en la investigación, ayudando a resolver otros 46 crímenes en los que había estado implicado.
El motivo principal del asesinato de don Pino era su incansable actividad contra la corrupción. El sacerdote era entonces párroco del barrio de Brancaccio, una zona degradada de Palermo, en donde trató de alejar a los jóvenes de la delincuencia, facilitando su formación y desarrollando actividades alternativas. Él mismo, hijo de un zapatero y una sastre, había nacido en el vecindario y conocía de primera mano sus problemas y necesidades.
Ha sido un sacerdote ejemplar, educando a los jóvenes con un Evangelio vivido les alejaba de la delincuencia
El papa Benedicto XVI certificó en el año 2012 la condición de ‘mártir por odio a la fe’. Y es que la figura de don Pino encarnaba la radicalidad de la enseñanza evangélica. El crimen de don Pino, todo un símbolo para quienes no se dejan amedrentar por la mafia, provocó una gran reacción social en todo el Sur de Italia. A su beatificación, que tuvo lugar en Palermo en el año 2013, asistieron más de 80.000 personas, entre los que se contaban 50 obipos y 750 sacerdotes.
El papa Francisco, con motivo de la beatificación, aseguraba que «ha sido un sacerdote ejemplar, dedicado especialmente a la pastoral juvenil. Educando a los jóvenes con un Evangelio vivido les alejaba de la delincuencia y por ello han intentado derrotarlo asesinándolo. Pero en realidad es él quien ha vencido con Cristo resucitado».
De hecho, el nombre de don Pino Puglisi figura hoy en numerosos colegios, centros sociales y culturales de Sicilia, como un símbolo de que su empeño antimafia sigue más vivo que nunca.