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Un cristiano sirio reza ante las ruinas de la catedral armenia de Alepo

Un cristiano sirio reza ante las ruinas de la catedral armenia de AlepoACN

El cardenal Tagle recuerda a los cristianos perseguidos: «Son profetas para todos nosotros»

El prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos reivindica el papel de las «iglesias jóvenes» y recuerda que la naturaleza de la Iglesia es la misión

Uno de cada cuatro cristianos en el mundo es discriminado y perseguido por su fe, según el último informe de Libertad Religiosa en el Mundo publicado por Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN). Son más de 646 millones de cristianos «que perseveran en su testimonio a pesar de las dificultades, y avergüenzan a los creyentes que, libres de ejercer su fe, deciden no hacerlo», destacó el cardenal Luis Antonio Tagle, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos (CEP).

«Estos hermanos nuestros son profetas para todos nosotros», insistió Tagle durante un coloquio sobre libertad religiosa organizado por la Universidad Abat Oliba CEU de Barcelona. El también presidente de Caritas Internationalis y ex arzobispo de Manila remarcó que «la Iglesia es misionera por naturaleza», y destacó la labor de la CEP, que da apoyo a cerca de 1.200 iglesias locales en África, Asia, América y Oceanía, y gestiona unos 800 seminarios, 86.000 escuelas y más de 2.600 hospitales por todo el mundo.

El cardenal Tagle pidió a las universidades cristianas de Europa que integren «la sabiduría y el testimonio de las llamadas iglesias jóvenes» para generar una atmósfera de diálogo e intercambio de talentos. «Comprendiendo al otro –destacó durante su intervención online, desde la capital de Filipinas– podremos disminuir las causas del miedo que llevan a la persecución o la opresión».

El rector de la UAO, Rafael Rodríguez-Ponga, escucha al cardenal Tagle

El rector de la UAO, Rafael Rodríguez-Ponga, escucha al cardenal TagleUAO

Un derecho en caída libre

«La libertad religiosa es una preocupación grave y urgente en muchas partes del mundo», insistió Tagle, que estuvo acompañado en el coloquio por el director de ACN España, Javier Menéndez. «Lamentablemente, constatamos que el derecho a tener, mantener o cambiar de creencias sigue en caída libre en muchos países», lamentó Menéndez, que presentó el citado informe de Libertad Religiosa en el Mundo.

En este trabajo, que vio la luz hace pocos meses, se pone de manifiesto que en uno de cada tres países no se respeta la libertad religiosa, y que el 67 % de la población mundial –5.200 millones de personas– vive en países donde se producen graves violaciones de este derecho. Menéndez identificó tres grandes grupos como origen de estos ataques: gobiernos autoritarios como China o Afganistán, grupos nacionalistas como en la India y extremistas islamistas.

«Constatamos un avance muy agresivo del yihadismo, que aspira a convertirse en un califato internacional», advirtió Menéndez, y señaló que esta tendencia se vive con particular preocupación en los países africanos. Entre las causas de este avance –continuó– está la situación de descontrol dejada en muchos lugares por la pandemia del covid-19, que ha sido aprovechada por los yihadistas para intensificar su reclutamiento online.

Persecución «educada»

Durante el coloquio también se abordó la situación de la libertad religiosa en Europa. Lo hizo José Luis Bazán, asesor jurídico de la Comisión de Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE), quien citó al Papa Francisco y destacó el avance de una «persecución educada» a los cristianos. Para Bazán, se trata de una tendencia basada en un prejuicio ilustrado que mira con condescendencia a la religión y la rechaza «disfrazándose de progreso».

Conectado desde Bruselas, el ponente destacó algunas tendencias que observa en este sentido, como la reinterpretación de las declaraciones de derechos humanos o la contraposición y separación entre «libertad de pensamiento» y «libertad religiosa». «También aumentan las restricciones formales, desde el control de la información, el abuso del concepto discurso de odio y la cultura de la cancelación», insistió Bazán.

El jurista criticó en esta línea «la hostilidad a la conciencia ética que disiente del relativismo», y que él ve manifestada en áreas como la objeción de conciencia a la eutanasia o al aborto, o en los debates sobre libertad educativa. También lamentó «la expropiación moral de los hijos por parte de algunos Estados» y la voluntad del poder político de intervenir en el funcionamiento interno de las iglesias.

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