Hacia una renovación cristiana de Europa
Rodríguez de la Peña, sobre las carnicerías del siglo XX: «Son consecuencia de la descristianización de Europa»
El catedrático de Historia Medieval analizó en el congreso internacional del CEU los fundamentos, imágenes, iconos y falacias de la cultura occidental, enraizada en Grecia, Roma y Jerusalén
«Hay que defender el legado clásico de Europa de la presión woke», insistía el jueves el catedrático de Historia Medieval de la Universidad CEU San Pablo Alejandro Rodríguez de la Peña, durante su intervención en el congreso Hacia una renovación cristiana de Europa. El medievalista analizó en este evento organizado por el Centro de Estudios, Formación y Análisis Social (CEFAS) de la Fundación Universitaria San Pablo CEU los fundamentos de la civilización europea, que encarnó en tres capitales: Atenas, Roma y Jerusalén.
Para Rodríguez de la Peña, es fundamental defender la herencia grecorromana -«los católicos -abundó- debemos defender a Aristóteles y a Platón de la cancelación»-, pero sin olvidar la aportación fundamental de la ética cristiana. «Sin el legado del cristianismo, la violencia también sería parte de la herencia clásica», comentó el profesor, citando ejemplos de las carnicerías perpetradas -y celebradas- antes de Cristo.
El blanqueamiento de la violencia
Un grupo de soldados mostrando cabezas cortadas al emperador, una mujer a punto de ser violada en grupo, una cohorte de esclavos arrastrada por el suelo… «Estas imágenes -advirtió Rodríguez de la Peña- no iban en contra de quien perpetraba las atrocidades, sino propaganda del terror», pagada por los poderosos y expuesta en frisos y esculturas. La generalización de una ética cristiana basada en la compasión puso freno a muchas de estas prácticas, según destacó el ponente.
Aunque reconoció que el ascenso al poder del cristianismo tuvo sus propias sombras -como la Inquisición-, señaló que palidecen en comparación con lo realizado antes… y también después. «Veo una relación causa efecto entre las muertes provocadas por el nazismo, el comunismo y los nacionalismos -entre 120 y 170 millones de civiles desarmados- con un proceso de descristianización en Europa», reflexionó Rodríguez de la Peña, que advirtió sobre las consecuencias de un humanismo desligado del fondo cristiano.
Sobre la herencia grecolatina
El congreso organizado por CEFAS reúne hasta el miércoles en el Aula Magna de la Universidad CEU San Pablo a intelectuales y políticos de países como España, Francia, Italia, Hungría, Polonia o Estados Unidos para reflexionar sobre la situación actual del cristianismo en Occidente. En esta línea, Rodríguez de la Peña quiso poner en valor la asunción por parte de la civilización cristiana de los logros de Grecia y Roma: la sabiduría y el derecho.
Criticó el prejuicio de que el cristianismo se ha opuesto al conocimiento, con ejemplos como los numerosos avances tecnológicos medievales -de las gafas a la imprenta- o la creación de una red de universidades por Europa de raíz cristiana: «Se trata del mayor movimiento de creación cultural de la historia europea», destacó.
Rodríguez de la Peña también defendió la herencia romana; en concreto la Roma del emperador Augusto y la Roma medieval: Carlomagno -apuntó- fue el primero en usar el término Europa en sentido político. Para el medievalista, el derecho romano no es solo una columna vertebral fundamental en el desarrollo político del continente, sino también «un legado de unidad europea». También destacó la barbarie con la que los imperios triunfantes narran su historia y su legado, desmitificando estas cuestiones, mostrando poderosas imágenes de cuadros, tallas, esculturas y murales que habla de una violencia que hasta el advenimiento de Cristo y su Evangelio, eran frecuentes como medios de presión para subyugar al otro. Sobre esto mismo, poniéndolo en relación con Vietnam o con un siglo XX repleto de actos violentos ha hablado el catedrático del CEU quien, en definitiva, ha venido a indicar que la violencia, independientemente del grado de civilización, es algo que sigue constriñéndonos.
Hacia una renovación cristiana de Europa