Congresos Universidad CEU San Pablo
Tres religiosas combaten los prejuicios del feminismo: «No es servidumbre, sino libertad»
La Universidad CEU San Pablo inaugura un ciclo de eventos en torno al 8-M para reflexionar sobre la feminidad dominante y proponer modelos alternativos
«Nos llaman monjitas, o hermanitas, pero del diminutivo tenemos poco». Los actos organizados por la Universidad CEU San Pablo en torno al Día Internacional de la Mujer arrancaron con toda una declaración de intenciones. El martes al mediodía, tres religiosas de diferentes órdenes se reunieron en el campus de Montepríncipe para participar en la mesa redonda ‘Mujeres de la Iglesia al servicio del Bien Común’ y desafiar prejuicios y mitos.
Durante el acto, conducido por la profesora Ana Sánchez Sierra, las tres protagonistas respondieron a cuestiones como «¿Te sientes oprimida?», que la moderadora lanzó recordando a Simone de Beauvoir. «Desde que soy religiosa, experimento más libertad», replicaba la Sierva del Hogar de la madre Mª del Carmen Checa, lamentando la amargura» que le transmite la filósofa francesa y recordando que «el propio Jesús ensalza a la mujer».
Para la misionera comboniana Mª del Prado Fernández, la vida religiosa que h escogido «no es servidumbre, sino libertad: interior, por supuesto, pero también una bestial libertad exterior». Por su parte, la dominica María Mayo destacó la labor de las religiosas como «mujeres que van apoyando a otras mujeres».
Mayo, que acaba de llegar de Ucrania huyendo de la guerra, rechazó hablar de empoderamiento. «Es una palabra que no me gusta, prefiero hablar de interdependencia: todos estamos en las manos de todos», y puso como ejemplo su experiencia en el conflicto actual. «Allí todo el mundo hace lo que puede, lo que está a su alcance; en medio de todos los desastres -destacó- siempre podemos hacer algo».
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Maternidad espiritual
El segundo gran tema de debate que se abordó en la mesa redonda fue el celibato y la renuncia a tener hijos. Las tres ponentes destacaron que esta renuncia, no obstante, no supone un rechazo a otra maternidad, la maternidad espiritual. «Yo sí me siento madre, porque no puedo renunciar a esa vocación natural; no he renunciado a esa fecundidad», apuntó la hermana Checa, quien destacó que en su trabajo pastoral da vida, aunque a veces no sea consciente.
«En mi primera misión, en Colombia, dejé doce hijos: doce personas con las que estoy profundamente vinculada», recordó la hermana Mayo, para quien la maternidad espiritual tiene un aspecto «casi físico», porque hay lazos del espíritu más fuertes que los lazos de carne. Por su parte, la hermana Prado insistió en que «generar esperanza es un modo de dar vida: cuando estás en un lugar que pasa una situación complicada y te quedas, también estás dando vida».
Una feminidad distinta
La mesa redonda formaba parte de la Semana Universitaria ‘Por una feminidad distinta’, que se extiende hasta el jueves en el CEU San Pablo. Está organizada por la Unidad de Igualdad de la universidad, junto al departamento de Pastoral y Voluntariado, el Instituto CEU de la Familia y el Instituto de Humanidades Ángel Ayala. Se trata -dicen los promotores- de una oportunidad para «reflexionar en torno a la imagen de mujer que predomina en la cultura y el pensamiento dominantes», así como ofrecer modelos femeninos alternativos para ampliar la mirada de la sociedad.
Además del encuentro con las tres religiosas, se han programado otras dos actividades. El miércoles, el III Ciclo ‘El genio femenino que cambia el mundo’ analizará cuatro figuras históricas -de la escritora romana Egeria a Hannah Arendt-, y el jueves tendrá lugar en un café coloquio el II Ciclo de Audacia y Feminidad, bajo el título ‘¿Nos representa el feminismo de hoy?’.
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