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Alegría apuesta por los «valores fundamentales» para los dilemas del mundo

En el marco del Congreso organizado por la Fundación Pablo VI y la CEE, la ministra de Educación, apuesta por los «valores fundamentales» ante un futuro incierto

Si existe una herramienta que se ha utilizado como arma arrojadiza y espacio de control -cuando su máxima es precisamente formar personas libres- ha sido y es la educación. El Congreso de la Fundación Pablo VI, en colaboración con la CEE, Iglesia y Sociedad democrática, ha abordado durante el coloquio El papel de la educación en el mundo que viene algunas de las principales cuestiones que nos atañen a todos con las próximas generaciones.

El saludo inicial ha sido por parte de la ministra de Educación Pilar Alegría, que de forma telemática ha participado en el Congreso, felicitando la iniciativa y excusándose por no haber podido asistir de forma presencial tal y como está previsto, ha puesto de manifiesto la dificultad de «imaginar el porvenir cuando el presente nos sobrepasa». En la misma cuerda de Gregorio Luri, cuando afirma que «el conocimiento será el petróleo del siglo XXI», Alegría ha apelado a los «valores fundamentales» -sin especificar mucho más cuáles son estos o si están sometidos al perspectivismo ideológico desde donde se enfoque la cuestión educativa- para hacer frente a los retos venideros.

Tras el saludo de la ministra de Educación, Alejandro Tiana -secretario de Estado de Educación- y la pedagoga Carmen Pellicer se han mostrado de acuerdo en señalar que de la educación se dice que vive en «una crisis permanente». Moderado por Raquel Pérez Sanjuán, directora del Secretariado de la Comisión Episcopal para la Educación y la Cultura, el diálogo ha estado orbitando sobre la «aceleración de los tiempos», con toda la connotación que esto lleva consigo. Por su parte, el Secretario de Estado recordaba durante su intervención que «la pandemia nos ha obligado a reflexionar», mientras Pellicer insistía que, a pesar de las circunstancias, reconocía que la escuela «debe saber que papel quiere ocupar en la socialización de las nuevas generaciones».

Pellicer y Tiana durante el diálogo sobre el presente y futuro de la educaciónPaula Argüelles

Fijar unas «condiciones mínimas»

Entrando en aspectos concretos del presente y el futuro de la educación, la conversación ha comenzado a girar en torno a la histórica demanda de un gran pacto que evite la sucesión de leyes educativas. Alejandro Tiana ha mostrado su pesimismo al respecto de alcanzar «un pacto absoluto», pero si ha abierto la puerta a la necesidad de «fijar condiciones mínimas que debiéramos compartir y un espacio de libertad para crecer de una manera u otra».

Carmen Pellicer ha reconocido que «comparte el pesimismo» del Secretario de Estado y ha criticado la «fuerte politización» de la Educación en España. La pedagoga señala que este campo se ha convertido en una «herramienta golosa» para los políticos y lamenta que los cambios continuos de legislación lleven al profesorado a desentenderse. Como ejemplo de éxito relativo, Pellicer ha valorado los acuerdos alcanzados para sacar adelante la reforma de la Formación Profesional.

El papel de la educación en el mundo que viene, mesa de diálogo en la Pablo VIPaula Argüelles

Crispación por la educación

La conversación también se ha centrado en aspectos concretos de la etapa formativa. Alejandro Tiana ha hecho referencia al debate sobre las asignaturas suspensas y la promoción de los alumnos asegurando que no es posible que nuestro sistema obligue a los menores a pasar diez años escolarizados para después decirles que eso no sirve. En ese sentido, ha lamentado que España sea uno de los pocos países que conserva un título, el de Educación Secundaria, «que abre y cierra puertas». Por ese motivo, el Secretario de Estado de Educación apuesta por un sistema que ayude a todos los alumnos a alcanzar la meta, «a dar lo mejor de sí». Carmen Pellicer ha ahondado en esta cuestión describiendo un modelo educativo que ha hecho «una mala utilización de la calificación escolar». La pedagoga ha puesto un ejemplo muy claro al comentar que los niños llegan al colegio «deseando aprender» y terminan la Primaria «deseando aprobar».

Ha habido un mayor intercambio de opiniones a la hora de comentar el reparto de recursos en las escuelas. Alejandro Tiana ha defendido un sistema de conciertos que funciona, pero dejando claro que «el derecho de elección de centro es relativo». Carmen Pellicer ha lamentado que desde hace varios años se alimente «la crispación y el enfrentamiento entre realidades educativas» y se haga creer que solo es posible ayudar a un tipo de centros rebajando la atención a los otros. En su opinión es necesario «fomentar experiencias donde profesores de la educación pública y la concertada trabajen juntos».

La conversación ha finalizado con los profesores y su formación. Tiana ha asegurado que estamos ante el «inicio de un proceso» de cambio global: en el profesorado, las organizaciones, etc., y Pellicer ha pedido un sistema en el que se incentiven las buenas prácticas, pero que no tenga miedo a dejar fuera a quienes demuestren que no estén preparados para estar en el aula.